Este bloguero piensa compartir unos días de relax con su familia sin estar pendiente del reloj, ni de las obligaciones laborales ni del ordenador, aunque siga aferrado a sus hábitos inalienables con la prensa y los libros. Pretende enfrascarse en la lectura a la orilla del mar mientras deja que sus pies sean acariciados por las olas que bañan la arena y vencen el calor. Anhela dejarse llevar por pensamientos que se pierden en el horizonte como el sol del atardecer y los barcos que surcan la lejanía. Unos días de reposo para librarse de preocupaciones y sentir la compañía gozosa de hijos y nietas, que dan sentido a los apegos que nos hacen confiar en la herencia que vamos dejando en la vida. Una cadena que nos enlaza con el infinito, como esas olas que jamás dejan de balancear el océano hasta rendirse a nuestros pies. ¡Felices vacaciones, invisibles babilonios! ¡Hasta agosto!