Revista Cultura y Ocio

Hasta aquí hemos llegado

Publicado el 12 septiembre 2015 por Aurisecular

HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO

Procuro, últimamente, no enterarme de demasiadas noticias. Las del corazón no me han atraído nunca; siempre he pensado que es una pena que los estudiantes de periodismo dediquen el mismo tiempo a preparar su carrera tanto si piensan trabajar después en noticias del corazón o de otro tipo. Es cierto que en los llamados programas rosa la mayoría de los que cobran no tienen estudios universitarios, pero sí he visto a periodistas que ante una cogida gravísima de un torero, le preguntan a su mujer "¿cómo estás?" Sin palabras. Por otro lado no entiendo la necesidad apremiante que tienen los españoles de enterarse de las peleas de familias a las que no conocen excepto por televisión.

En cuanto al resto de noticias, se han reducido a casos de violencia hacia los más débiles: mujeres, niños, inmigrantes o mendigos y a casos de corrupción que no hacen sino agravar las crisis que padecemos. Yo no sé cómo se gobierna un país, veo soluciones fáciles que, sin embargo, deber ser inviables cuando no se les han ocurrido a los gobernantes. Si sé que esta situación, insostenible para muchos, me afecta seria y directamente.

Todo este preámbulo es para autojustificarme por no haber tomado con el entusiasmo debido

HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO
Hasta aquí hemos llegado . La ansiedad que genero ante la crisis social afloró con la lectura de las primeras páginas.

La novela comienza in medias res, por eso me resultó dificultoso seguirla al principio. No se presentan a los personajes ni la situación, ni se explican las causas por las que se ha llegado hasta ahí. Será en el transcurso cuando el lector se entere de quién es el protagonista, un policía, y distinga a su familia, con la que mantiene verdadera amistad, de sus amigos, considerados por él como auténticos familiares. Dicho protagonista, Kostas Jaritos, es asimismo el narrador que, en primera persona y en presente inmediato, va contando los hechos. Este tiempo verbal confiere una sensación apremiante en el lector, que sufre con el propio Kostas el desasosiego provocado por la lentitud de la resolución.

La impresión de ansiedad aumenta con el empleo de conectores de orden y adverbios temporales con los que el propio narrador-protagonista se apremia en sus reflexiones. Para la narración apresurada hace acopio de una serie de recursos bastante efectivos como la escasez de descripciones plagadas de adjetivos. En Hasta aquí hemos llegado importa el hecho y la acción, de ahí que los sustantivos y verbos adquieran protagonismo: "Interrumpo la conversación y me dedico al registro [...] Empiezo por los cajones[...] El primero está lleno de fotocopias [...] También las hay en el segundo cajón [...] En el tercer cajón hay planos [...] Aquí termina mi registro".

Kostas no sólo cuenta lo que ocurre sino que sus apreciaciones ante los hechos y las impresiones de otros personajes ocupan un lugar importante por lo que la narración, aunque pretende ser objetiva, tiene el punto de vista de un hombre bueno que se niega, mediante el humor, a que la crisis le afecte más de lo necesario. Por eso es capaz de encontrar una excusa para hacer de su vida algo más cómodo

HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO
"...no tiene sentido gastar dinero para circular con mi coche [...] No obstante, ahora que al trayecto casa-trabajo-casa se añade la visita al hospital, seguida de otra a casa de Katerina hasta que se recupere del todo, moverme en transporte público me hará perder mucho tiempo".

Las situaciones y expresiones coloquiales son tan actuales que, a veces, debemos esforzarnos en recordar que se trata de una novela:

HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO

El segundo caso se abre con el suicidio de Makridis, un griego nacionalizado alemán, y continúa con los asesinatos de cuatro griegos que extorsionaban a los demás. Lo que proyecta este acontecimiento es la venganza por la corrupción aceptada que envuelve a un país en la miseria y que, por supuesto, afecta más a los más infortunados.

El protagonista utiliza a veces el diccionario, recurso que acrecienta el realismo ya que al mismo tiempo que razona sobre el significado de ciertas situaciones, ayuda al lector a ir marcando conscientemente los tópicos del argumento: Violencia, Fascismo, Quiebra, Sablazo, Burocracia, Obstrucción, Ineptitud.

Podemos, entonces, empezar a entender los asesinatos de forma que en las últimas páginas, análogas a Fuenteovejuna, llegamos a desear que la solución sea también un calco de la obra teatral aurisecular. Con ello podríamos asegurarnos la ficción novelesca. tan necesaria para la salud mental, porque el resto de Hasta aquí hemos llegado es la vida misma, que aunque se desarrolle en Grecia, podría trasladarse a España.

El final es épico, teatral y efectivo, una justicia poética para solucionar algunos problemas que nos avergüenzan.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista