Con esta frase tan conseguida se despedía Terminator II del adolescente aquel antes de fundirse para siempre. Me parecen unas palabras apropiadas para despedirme de la poca reputación 2.0. que me quedara.
Nos reíamos el otro día, mi amiga la de Madrid y yo, a costa de la intensidad que me gasto desde que frecuento estos lugares de alterne cibernético. A ella que me conoce hasta el punto de romper con mis novios antes de que yo me diera cuenta de que se nos había gastado el amor, no deja de sorprenderle esta nueva faceta mía de arengadora populista. No le culpo.
La primera sorprendida soy yo. Pero no está la vida para renegar de lo que uno es. Y yo últimamente soy una persona que le dedica una cantidad ingente de tiempo a pensar y leer sobre la crisis. Porque yo lo valgo. Y punto.
Como a meterme en el fango hasta las trancas no me gana nadie aquí les dejo una docena de reflexiones de esas que me asaltan mientras paso la fregona. Como siempre son opiniones forjadas a mi imagen y semejanza. Cualquier discrepancia será no solo bienvenida sino celebrada.
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