¡Por fin llegó el frio a Sevilla! Hasta hace dos días no pusimos el edredón; continuábamos durmiendo con la fina colcha de ganchillo y la ventana abierta casi de par en par. Así que, otro año más ha vuelto a cumplirse el dicho de que aquí pasamos del bañador al abrigo... Por eso, cuando el último viernes de octubre, volviendo de madrugada de una fiesta, nos sorprendieron las calles ya engalanadas para la Navidad, nos quedamos estupefactas y sin apenas dar crédito... La estampa era de los más contradictoria; nosotras con los piececitos al aire de nuestras sandalias, las tirantas del vestido apenas tapadas con una ligera chaqueta, y el exorno navideño encima de nuestras cabezas... ¡Algo en esa escena estaba fuera de lugar! Esto nos dio que pensar y comentar entre nosotras; con lo que nos cuesta intentar centrarnos y vivir intensamente el día a día, pues, según se aconseja, es muy saludable para el bienestar físico y mental... Y resulta que el entorno te empuja hacia el futuro sin compasión, sin medias tintas, sin transición; Navidad por decreto ley, aunque no hayamos guardado ni las chanclas.... Pues, con nosotras, por ahora, que no cuenten... Tenemos la casa recién vestida de otoño, y queremos disfrutarla tal cual un tiempito, antes de sustituir, hasta los banderines, por luces y guirnaldas...
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Ya llegará diciembre...