
Este blog también enmudece por vacaciones. Sólo quince días, un descanso relativo que permitirá a quien lo elabora poder hacer con placer y sin premuras lo que normalmente realiza sometido a la presión de la actualidad y las urgencias de lo inmediato. Un receso, libre del reloj, para seguir desde una hamaca el curso de los acontecimientos y no perder el pulso de la actualidad, pero especialmente para recuperar los viejos asuntos que siempre quedaban pospuestos a una mejor ocasión. Mientras el blog calla, llega el período de las aficiones, aunque éstas coincidan muchas veces con las obligaciones rutinarias: desempolvar libros, retomar escrituras, hacer caminatas, deslumbrarse ante alguna tontería de la naturaleza y compartir charlas con amigos y familia. En definitiva, recrearse en deambular por calles y pensamientos sin más rumbo que el que brinde la sorpresa y por mera distracción física y mental.
Lectura vacaciones
Se trata de un paréntesis que se asume porque es saludable atenerse a los ciclos del calendario, adaptarse a los ritmos que condicionan la convivencia colectiva y regulan la actividad humana. Se respetan como obligadas estaciones de tránsito que interrumpen la rutina y permiten estirar las piernas, dándonos oportunidad de organizar prioridades y evaluar lo conseguido, separando lo anecdótico de lo sustancial y satisfactorio. Nada mejor para reflexionar que estar sentado frente a un horizonte infinito en el que medimos nuestra insignificancia mientras el Sol se oculta con rojizo desprecio a la soledad consciente que lo contempla.Al cabo de 15 días retomaremos el siempre agradable encuentro con los invisibles babiloniosque curiosean estas páginas. A todos ellos les deseo un buen verano, aunque la expresión resulte un simple convencionalismo que podría ofender incluso a quienes, por culpa de una crisis que tantos estragos está causado, no puedan siquiera permitirse el lujo de descansar. Serán ellos los que, precisamente, me harán impacientar por volver a establecer una relación en la que podemos manifestar nuestros anhelos por un mañana infinitamente mejor que cualquier ayer y para que esa cacareada recuperación de la que tanto hablan se convierta en una realidad en todos los hogares españoles y no sólo en los bancos.
El 31 de julio, si nada se tercia, tenemos una cita a la que Lienzo de Babel acudirá puntual. Mientras tanto, gracias por dedicarnos vuestra atención y tener la paciencia de seguirnos. Y para que no se haga demasiado larga esta quincena sofocante, les propongo la compañía de Al Jarreau, que siempre deleita el oído con tu canción. Hasta luego.