Hasta luego, doña Esperanza

Por si no tenían bastante en el PP con la especie de ciclogénesis explosiva de investigaciones, escándalos y mamandurrias varias de todas las formas y colores que están padeciendo por todas partes y que hacen que desconfiemos ya de todo quisque que tenga apariencia de pertenecer al partido, ahora se les ha sumado el habitual terremoto Aguirre porque cada vez que esta señora abre la boca sube el pan. Parece ser que si hacemos caso a aquello de “La Esperanza es lo último que se pierde” van listos. Bromas aparte, seguro que en el PP existen personas (muchísimas además) que sienten verdadera vergüenza al ver lo que está ocurriendo con su partido. Os aseguro que existen los políticos que antes de la dimisión de Aguirre ya se habían marchado a sus casas, sonrojados ante el tamaño del circo y el escándalo perpetuo en que se ha transformado su partido. Otros ni siquiera se darán por aludidos y continuarán con su “cosa nostra”.

Bueno, como decíamos, si el chaparrón era poco ahora va y Doña Esperanza, una de las señoras “muy señoronas” del PP, una vez más riza el rizo y nos sorprende con otra pirueta con

triple salto mortal y tirabuzón de esas de las que sólo ella es capaz, una dimisión a bombo y platillo, pero sin retirada. Ya lo hizo antes cuando dejó la presidencia de Madrid. Llegó con el Tamayazo y ahora lo vuelve a hacer como para quitarse de en medio y que no se la vea demasiado en el río de imputaciones que está inundando Génova, aunque la situación no es precisamente nueva y no se ha marchado antes, no se como no tomó las de villadiego cuando a Granados y los sacos de billetes que se olvidaban los operarios de Ikea o cualquiera de las “mamandurrias” sonadas de la que ha sido protagonista. Espero que no pretenda con ello “hacerse el sueco” con las responsabilidades judiciales que pudiesen resultar de sus fallos de “in noseque” porque creo que no cuela, o por lo menos, uno que es un cándido, espero que no lo haga. Ahora sólo queda esperar a ver que hace otra histórica a la que le debe haber dado un síncope, Rita Barberá, que a pesar de que el PP en Valencia está cayendo a trocitos de pura mugre, se limita a observarnos a todos desde detrás del visillo en un inquietante silencio, como esperando el momento para abrir la boca, no dejar títere con cabeza y que se hunda el mundo. Es su estilo, morirá pero antes se llevará a unos cuantos por delante.

Eso sí, Aguirre también, muy fiel a sus maneras, no pierde la oportunidad de lanzar un dardo

envenenado “a quien corresponda” que parece no darse por aludido, para variar. ¿Tan difícil le resulta a este hombre entender que igual debiera seguir el camino que “tan amablemente” le ha marcado la ex-de-todo?¿Tan complicado es comprender que ya estorba? Hasta un ciego vería que se ha transformado en un obstaculo para su partido.y para el resto de la gente que lo sufrimos en este país. Su presencia representa toda una época que ha acabado en los furgones policiales pero sigue pensando que eso no va con él.

Podemos hacer como quién se cree eso de que Mariano, al que todo esto le viene grande desde el principio de los tiempos, no sabía nada de la corrupción generalizada que todo lo

abarca pero entonces tendría que admitir su absoluta incompetencia para llevar las riendas del partido y salir a la calle con una bolsa de papel en la cabeza (con dos agujeritos) para que no lo reconozcamos. Su indolencia e incapacidad para poner los pies en el suelo hace que sea imposible para nadie acercarse al partido más votado para intentar ningún tipo de acuerdo porque automáticamente significaría el contagio del tufo a corrupción que lo acompaña. Esperanza (puede que sin querer) le ha enseñado la última oportunidad de marcharse a casa, la de hacerse un decoroso Hara Kiri y ponerse a un lado. Verás como no la aprovecha.