Hasta que deje de llover, de Javier Martínez

El viernes pasado, Narayani, del blog Once upon a time, habló de este libro en Facebook y comentó que le estaba gustando mucho y que estaba gratis en Amazon durante el confinamiento. Le eché un vistazo a la sinopsis, me llamó la atención y lo compré. Nunca había leído un libro protagonizado por gays y tenía curiosidad. Me lancé totalmente a la piscina, porque no conocía ni la novela, Hasta que deje de llover, ni a su autor, Javier Martínez, pero como no tenía nada que perder... 
El libro me ha durado un par de días y me ha gustado mucho. Sus protagonistas son Milo y Axel. Al comienzo de la historia, en 1999, Milo tiene 14 años y vive con su madre en Portsmouth (Estados Unidos) desde que, afortunadamente, su padre se marchó de casa. Es un joven tímido, miedoso, inseguro, empollón, desconfiado, carne de cañón para los acosadores del instituto. No tiene amigos, no se relaciona con nadie. Prefiere pasar los días solo en su habitación escuchando música o leyendo, en la biblioteca estudiando o en el río explorando. Allí se siente seguro, a salvo.  Axel, de 16 años, llega en el verano de 1999 a la casa de enfrente de la de Milo. A su padre le han trasladado en el trabajo, pero conforme pasamos las páginas intuimos que hay otro motivo para cambiarse de Estado. Axel es alegre, divertido, extrovertido, valiente, sociable, popular. Vamos, que los dos son como la noche y el día. Pero, aun así, o quizá precisamente por eso, los dos conectan enseguida y se convierten en grandes amigos. Que no haya más jóvenes de su edad en la urbanización también influye.  En esta primera parte del libro vemos cómo se va fortaleciendo su amistad y vamos desvelando el pasado de los dos protagonistas. La segunda parte nos lleva a 2004. En estos cinco años que han transcurrido las vidas de los protagonistas han cambiado mucho. Milo se marchó a estudiar a la universidad, mientras que Axel sigue en Portsmouth.  La tercera parte se desarrolla en 2011. Después de siete años, vuelven a encontrarse, esta vez en Nueva York, donde vive Milo y donde trabaja Axel. La cuarta y última parte tiene lugar en 2020, nuevamente en Portsmouth.  Las cuatro me han gustado mucho. En la primera, cómo va naciendo y creciendo su amistad, la relación que les marcará en el futuro, las dudas, los miedos, los prejuicios. En la segunda destaca la madurez de Milo, cómo ha cambiado su percepción de sí mismo al abandonar el nido, su zona de confort, y aceptar por fin quién es y qué es. En la tercera cobran protagonismo las profesiones de ambos protagonistas, ya hombres adultos, con responsabilidades a las que hacer frente. La última parte es quizá la más emotiva, la más intensa.  Es una historia de amistad y amor entre dos chicos, sí, pero también es mucho más. Por supuesto, habla de lo difícil que puede resultar en ocasiones asumir la propia homosexualidad, saber que se es gay y salir del armario. Pero también trata otros muchos temas, como el maltrato, el alcoholismo, la drogadicción, las relaciones tóxicas o la importancia de la familia cuando vienen mal dadas.  Me ha gustado mucho ir viendo la evolución de los personajes conforme van cumpliendo años. Cómo, a pesar de la distancia y del tiempo, cada vez que se reencuentran es como si se hubiesen visto el día anterior. La complicidad, la química, las bromas, la confianza.
Otro tema muy presente en esta historia es la importancia que puede llegar a tener el pasado en nuestras vidas, cómo determinadas personas o sucesos pueden marcarnos para siempre, con heridas que nunca llegan a cicatrizar.  La música es otro hilo conductor de esta historia. Los discos que escuchan, la guitarra de Axel, los conciertos a los que van... Red Hot Chili Peppers, Beyonce, Anastasia o Taylor Swift componen la banda sonora de la novela.  Una novela narrada en primera persona por Axel y Milo, que se van alternando los capítulos, lo que hace que lleguemos a conocerlos muy profundamente. A ellos, a sus familias, a sus parejas, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo... Pero, sobre todo, conocemos sus sueños, sus esperanzas, sus ilusiones, pero también sus pesadillas, sus miedos, sus fantasmas.  Con 14 o 16 años todos hemos imaginado cómo sería nuestra vida en el futuro, cuando fuésemos adultos. Y todos, en mayor o menor medida, nos hemos dado cuenta de que una cosa es el camino que hemos soñado y otra muy distinta el camino por el que nos va llevando la vida. Pero todos, Axel y Milo también, intentamos no rendirnos nunca y seguir peleando por la vida que nos merecemos, sin dejar de luchar por ella, por lo menos hasta que deje de llover.  Bueno