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Hasta quemar el último cartucho

Publicado el 24 abril 2010 por Damsam
Hasta quemar el último cartucho

Un valiente coronel de clima tropical y mar pacífico, antes de una batalla épica, y entre otras cosas, para alentar a sus hombres, dijo: “Tengo deberes sagrados y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”. El coronel murió en batalla y por consiguiente perdió la guerra. Pero murió con su consigna, y sus palabras y su entrega al máximo se recordarán por siempre.

El Barça de las seis copas, tiene una batalla épica esperándole a la vuelta de la esquina, con la fecha estampada en la frente: miércoles 28 de abril. Algunos vaticinan el “tan esperado” tropezón blaugrana, el que los acabará de desangrar y hará terminar su ciclo de oro. Son los de siempre: periodistas oportunistas que hasta hace muy poco estaban escondidos en sus cuevas y que desde el martes pasado salieron en manada, pistola en mano, cargada y con el objetivo a tiro: Pep Guardiola. Pasó de ser un genio metódico a segundón al lado de Mourinho, de ser el constructor del mejor barça de la historia a destructor de la ida en “semis”. Menos mal que el técnico de santpedor está muy ocupado preparando los partidos como para hacerles caso. Pero resulta inverosímil ver como cierto sector de la prensa, prefiere enfilar sus puntiagudas armas hacia él y pasar de puntillas sobre el nefasto arbitraje del compatriota de “Mou”; Se comió dos penaltys a favor de los azulgranas clamorosos e indiscutibles, no vio el gol en fuera de juego de Milito, y su juicio para levantar las amarillas hacia el cielo continúa siendo un misterio.

Dejando a los portugueses de lado, este Barça, la fábrica de la felicidad, a lo largo de estas dos últimas temporadas ha demostrado que es capaz de saltar cualquier muro que se le ponga enfrente, por más alto que sea. Su espíritu ganador y su voraz hambre de títulos, a pesar de lo conseguido, hace soñar a una afición a pesar de lo gris del marcador; tienen motivos de sobra para creer. Ya lo dijo el mismo Guardiola: “Ya hemos remontado en otras ocasiones”. Así es. Y es este señor precisamente el que se ha encargado y se encargará de que el equipo siga teniendo apetito, por más gordo que ya esté. La mirada perdida de Leo Messi en las vísperas a su regreso a la capital catalana lo decía todo: estaba consciente de que no fue su mejor partido y que pudo haber hecho mucho más. A pesar de ser el mejor del mundo, sin que su trono corra peligro, porque su inmediato perseguidor es un tremendo jugador, pero está más que ocupado acariciando su ego, Messi sigue exigiéndose, quiere más porque sabe que puede dar más y porque su Barça necesita que de más. Esa es la mentalidad de este equipo. Esa es la idea que un tal Pep les ha metido en la cabeza a cada uno de sus muchachos.

Aún tienen una parada en la liga, antes de volver a enfrentar al Inter de Milan, que a primera vista, sin querer ofender a nadie, no debería causarle demasiadas turbulencias a su vuelo estratosférico habitual. Llegará el 28 de abril y estos jugadores tendrán la misma idea fija en el entrecejo, porque Guardiola y sus chicos saben que tienen deberes sagrados que cumplir, y que no quede el más mínimo rescoldo de duda de que, sin importar que ganen o pierdan, pelearan hasta quemar el último cartucho.


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