Lights Out se despide para siempre con un final a la altura
Como ya hemos comentado anteriormente, llevamos un año donde la siempre despiadada guillotina de la cancelación se ha llevado por delante unas cuantas series de una calidad considerable., Cáprica, Terriers y Rubicón. Pequeñas joyas que el público lamentablemente no ha sabido valorar y a las que se suma Lights Out, serie de la FX estrenada para la midseason que una vez más encandiló a crítica pero no a audiencia. Al menos quedará una temporada, con un final que esboza un futuro desolador para nuestro protagonista.
Tras el salto, sube con nosotros por última vez al ring .
Hace ya unos meses analizamos los primeros capítulos de una de las apuestas fuertes de la cadena americana FX. Lights Out nos presentaban a un boxeador ex campeón del mundo de los pesos pesados retirado y aparentemente acomodado junto con su mujer y sus tres hijas. No obstante, todo el dinero se desvanece tras unas malas decisiones por lo que el campeón deberá volver a la lona si no quiere peder todo lo que hasta ahora había conseguido. Sin embargo, el camino nunca fue tan complicado, ya que a parte de su edad, también está el mayor riesgo de cualquier boxeador: no perder la cabeza.
Durante los primeros compases de la temporada, la historia se centró más en el drama familiar y personal que en el mundillo del boxeo en sí, lo cual pudo ser una de las causas de la progresiva pérdida de audiencia. No obstante, nos sirvió para conocer más a Patrick Leary desde el primer minuto. Holt McCallany está inmenso dando vida a Lights, un personaje siempre sosegado, pero al mismo tiempo en tensión constante. Un luchador que nunca abandona que nunca deja de recibir golpes, pero lamentablemente desde el principio ya había besado la lona solo que él aún no lo sabía, y nosotros mucho menos hasta esa perturbadora pregunta a su amada Theresa “¿Quién ganó?”
Patrick desde un comienzo toma las decisiones equivocadas como vimos en aquel piloto tan prometedor. Decisiones que no hacen otra cosa que cavar su propia tumba, paso tras paso y sin embargo cuando parece que vemos una luz al final del túnel, no era más que un oasis que se perdía en el desierto. El boxeo siempre ha sido representado en el cine como una amante cruel, de la que nunca puedes huir por el amor que le prodigas y tampoco puedes darle la espalda o acabará contigo.
Cuando comienza el verdadero espectáculo es cuando vemos a Lights otra vez en la lona, de la mano del manipulador y astuto Barry Word (sensacional Reg E.Cathey), haciendo una imitación sutil del Rey Midas del boxeo Don king. Un personaje que representa perfectamente lo que es hoy en día el boxeo, un espectáculo donde la pauta la marcan los billetes con la cara de George Washington en detrimento del deporte. En la otra cara de la moneda tenemos al padre de Lights, un hombre que vive para el boxeo y cuyo rostro es reflejo de una vida de lucha constante, pero al mismo tiempo, de un hombre agotado ya.
Lights Out a lo largo de su primera y única temporada, ha tenido un desarrollo que nunca ha sido lineal del todo. Destacar el personaje de Ed Romeo (Eammon Walker), del cuál hay tantos detractores como entusiastas de todo lo que trajo con su aparición estelar en la serie. Desde luego, su llegada fue fascinante, vino de la nada y se adueño de toda la escena, y quizás ese fue el gran problema. Ed Romeo adquirió demasiado protagonismo para que después, de una forma tosca y cruel, desapareciera ede escena.
El otro personaje que chirrió en exceso fue la madre de Patrick. Un personaje que aparece por sorpresa a falta de un capítulo para concluir la serie, en una trama autoconclusiva que ya habremos visto en mil películas de los domingos por la tarde en Antena 3 y que no aportó demasiado a la historia. Por otro lado, también es obligatorio recordar el episodio con David Morse (¡Que grande es este actor!), dando vida a un boxeador acabado, un capítulo que tal vez fue el mejor de la temporada y sino el mejor, el más desgarrador. Seguramente a más de uno le dejó el mismo sabor de boca que el final de temporada.
Finalmente, llegó en ansiado combate de revancha, esa que tantas veces Lights había repasado en su cabeza, en lo que pudo fallar, en lo que pudo cambiar, pero que finalmente perdió y eso nunca pudo cambiarlo. Un combate que intentaba ser un Alí contra Foreman, fuerza contra talento. Lithgs ganó, o tal vez Lithgs perdió, sea lo que sea, creo que nadie podrá borrarse de la memoria esa última frase que sin duda supuso un KO técnico para todos los espectadores que disfrutábamos de una buena serie como fue Lights Out.