Revista Opinión

Hay días…

Publicado el 07 noviembre 2019 por Carlosgu82

Hay días que extraño inconteniblemente, extraño al mar que con su sal arruga los labios, te invita a morderlos y así sentir el aire y el sol posandose volatilmente sobre sus curvas.
Extraño esos paisajes que desconozco, aromas sin enlaces neuronales a un recuerdo. Un parentesis querencial.

Por mas ruido que haga el eco de mis palabras en un mundo de gente, allegada, querida, pero lejana, nunca alcanza a hacerme sentir completo.
Solo llevo conmigo un cúmulo de manías que condicionan todo, evitan el dolor de pasar por un mal momento, son guías de una sinfonía de movimientos planeados estratégicamente para salir siempre limpio, pero nunca comprometido.

Disfrutar de caminos curvilíneos, con la picardia de un niño, la esperanza de un adulto, y la sonrisa de un anciano – De esos que ríen porque tras los años entendieron el valor de los gestos y el peso de las miradas- . De vez en cuando paro a reflexionar y me doy cuenta que me faltó lo más importante… el coraje adolescente. Esa capacidad de materializar afectos robando un beso, diciendo lo que siento sin importar nada.

Esa necesidad imperante de tirar la bomba y tener 10 planes diferentes para las consecuencias.

El trabajo, la familia, los amigos… Como explicarles sin ofenderlos que son como copos de algodón, que embellecen mi mundo, lo llenan a simple vista, pero que a la primer lluvia, se reduce a muy poco -aunque esencial-.

Me gustaría poder decirles «Disculpá sino estuve, estoy en otro lado, en otro mundo» y así y todo nunca me entenderían.  Es que como van a comprender el transitar de esos pequeños pasillos en los que me escabullo a ser feliz a mi manera. En donde encuentro una luz y una sombra proyectada para mí, para descansar y dejarme llevar.

Es lo peor sentirse feliz por proyectar en todos la felicidad, pero no poder lograr la tuya porque no sabes donde esta materializada. Y no me refiero a una persona. Hace tiempo trascendió en mi esa idea de encadenar a una persona un sentimiento tan personal y protagónico. Solo yo puedo ser artifice de mi felicidad, el problema es que no es ahora, no es acá, ni siquiera se sí debería ser yo.

Uno de mis mas recurrentes sueños es sobre estar sentado en una roca frente al mar y con el tiempo corriendo rapidisimo, llevandose atardeceres y amaneceres de manera fugaz. Capaz dentro de poco me encuentre en un lugar diferente, disfrutando lo que hago. Espero que mis afectos sigan bien, siendo felices, pensando siempre en estar en paz consigo mismo. Total, siempre me guardo un boleto de vuelta, porque tarde o temprano debo bajar de la roca, mojar los pies en la arena y volver.


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