Revista Opinión

¿hay diferencias, más allá de las culturales, entre hombres y mujeres?

Por Javier Martínez Gracia @JaviMgracia
¿HAY DIFERENCIAS, MÁS ALLÁ DE LAS CULTURALES, ENTRE HOMBRES Y MUJERES?

    Apasionante este tema de las diferencias entre hombre y mujer… pero tan vidrioso y difícil de tratar, sobre todo en estos tiempos, que hace pensar si no sería mejor eludirlo en aras a la paz social. Difícil afirmar que no todas las diferencias entre el hombre y la mujer son culturales, y difícil encontrar palabras que no resulten ofensivas para explicar esas diferencias. Yo lo que me atrevo a decir llega hasta el punto de afirmar que el hombre representa el principio de aventuray la mujer el principio de realidad. Dicho de otra forma: el hombre es una fuerza centrífuga y la mujer, centrípeta. Y escogeré el ejemplo de una peli de otros tiempos: “Solo ante el peligro”. El bueno, Gary Cooper, era sheriff de un pueblo al que se dirigían tres malos con intención de hacer de las suyas y de matarlo. Él asume el papel de héroe y decide esperarlos y enfrentarse a ellos, a pesar de que nadie lo iba a ayudar. La chica, Grace Kelly, en representación del principio de realidad le pide, le ruega que no haga locuras, que es seguro que le van a matar si se enfrenta a ellos; no le mola nada que se ponga en plan héroe, no es eso, precisamente, lo que le atrae de Gary Cooper, le prefiere vivo y en casa, ayudando a los (futuros) niños a hacer la tarea por la tarde. En conclusión, para no enrollarme más: hombre y mujer somos dos fuerzas contrapuestas (no diré polo positivo y negativo para no liarla), que si imponen su respectivo punto de vista en la pareja habrá de ser a costa de anular al otro o de dinamitar la buena relación.

     Podemos traducir el dilema a estos otros términos que propone Ortega: “Toda especie viviente puede y debe ser estudiada desde dos caras opuestas: como lujoso fenómeno de inadaptación y capricho y como ingenioso mecanismo de adaptación”[1].Eso explicaría que, en el extremo, los hombres, más inadaptados, estén más afectados por la esquizofrenia o la esquizoidia que las mujeres, y las mujeres, más realistas, más afectadas que los hombres por la depresión.



[1]Ortega y Gasset: “La elección en amor”, O. C. Tº 5, p. 624.


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