Revista Religión
BY RICK WARREN | Si quieres llegar a un lugar de esperanza, primero tienes que ver quién es realmente Dios. Pero eso no es todo. También debes ser honesto y admitir la verdad acerca de ti mismo.
La verdad es que usted esta quebrantado
La Biblia dice en romanos 3:23: “Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.” (NTV). Creo que todos sabemos. Todos sabemos que hay algo en nosotros que está quebrantado.
Por mucho que sabemos que esto es cierto, hay algo en cada uno de nosotros que quiere esconderse de esa verdad y pretender que no está ahí en lugar de ser honesto al respecto. Yo no sé ustedes, pero invierto demasiado tiempo y energía esconderme de esta simple verdad: Estoy quebrantado.
La cuestión es que, al final, no vamos a ser capaces de escondernos de ella de ninguna forma. Lucas 12:2 dice: “No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse” (NVI). Ese versículo me asusta enormemente. Leo esto y pienso: “¿Qué? Pensé que podía pasar por el resto de esta vida, escondediendo mi mal, mi hábito o mantenerlo en secreto y no decirlo a nadie, cuando llegue al cielo, todo estará borrado. Si puedo hacer esto hasta que muera, entonces yo voy a estar bien, y nadie nunca sabrá nada”.
Así es que el versículo de nuevo en la versión parafraseada: “No puedes mantener a tu verdadero yo escondido para siempre; antes de tiempo vas a estar expuesto. No te puedes ocultar detrás de una máscara religiosa para siempre; tarde o temprano, la máscara se desliza y tu verdadero rostro será conocido”.
Al final, cuando todo sea revelado y conocido, no vamos a mirarnos uno al otro y decir, “¡Wow! ¿Tú hiciste eso? Estoy muy decepcionado contigo. Es muy chocante lo que hiciste”. Al final, todos vamos a darnos cuenta de que todos somos iguales. Todos tenemos las mismas luchas. Todos nosotros estamos quebrantados.
No vamos a señalarnos con el dedo unos a otros. Vamos a estar apuntando a Aquel que nos ama, Jesucristo, y diciendo “¡Gracias, Gracias porque nos has perdonado!”.
Hay libertad en el entendimiento de esta verdad. Pero no tienes que esperar hasta el final. Al reconocer esta verdad, te aporta una nueva libertad a tu vida. Trae una nueva esperanza en tu vida.
Ves realmente lo que eres, pero no te detienes ahí. Ves lo que realmente eres: una persona quebrantada y amada. Eres amado por Aquél que te conoce mejor que todos. El amor de Dios nunca te decepcionará y nunca renunciara a ti.
“Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad.” (Jeremías 31: 3b NVI).
Habla sobre esto
¿Por qué crees que nos empeñamos en ocultar nuestros quebrantamientos aun cuando sabemos que Dios lo ve y lo sabe todo?
¿Qué te ha enseñado Dios cuando él te trajo a un lugar de humildad?