Revista En Femenino

Hay estrella, sol y luna

Por Peineta

Este año más que nunca se confirman mis sospechas que lo que yo pensaba era pasajero y meras circunstancias, empieza a ser un sentimiento real y duradero. Eso sí, no paro de preguntarme como puedo haber llegado a temer o evitar algo o incluso no amar una cosa que de pequeña y que durante toda mi juventud he vivido con ilusión, como son las navidades. A mí un villancico acompasado con una botella del anís del mono me gustaba más que a un tonto un pirulí. Y ahora a mis 36 añazos es pensar en las navidades y tener sensación que me va a salir urticaria. Yo, la reina de las celebraciones familiares, del alboroto y la fiesta…en que portal de Belén deje mi espíritu, en que botella de anís se quedó mi alegría y énfasis pero sobre todo como es posible recuperarlo, para que tus hijos sean capaz de vivir la mitad de lo que tu viviste???

Hace años me preguntaba cómo a algunos familiares míos  no les gustaba celebrar estas fechas y yo cada vez empiezo a entenderlos más. Para mí el resumen es sencillo, melancolía a raudales, compromisos familiares forzados, ausencias insustituibles y demasiada ingesta desproporcionada de kilo calorías. Me supongo que no se puede vivir de los buenos recuerdos y saber a ciencia cierta que jamás volverá a ser igual, es duro porque lo que has vivido es una época, el tiempo pasa, la gente evoluciona y tu mundo es otro. Me gustaría saber, cúanta gente se debate cada Nochebuena o Nochevieja porque no está en su casa con los suyos comiendo o celebrándolo como le gusta porque le ha tocado ese año celebrarlo en casa de su pareja. Porque si hay algún momento del año donde toca aguantar familia a destajo, esas son las navidades señores y claro muchas veces hay uvas atragantadas, croquetas indigestas y copas de vino que saben amargas.

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El que cada vez entienda más a la gente que se larga a Canarias a celebrar las vacaciones es señal de lo mucho que empiezan a molestarme estas fechas. Qué cada año tarde menos en comprar regalos y me esmere lo justo, es señal de la ilusión que he perdido y qué cada año llore desconsolada entre mis sabanas un 31 de diciembre pensado que ha pasado otro año y que el espíritu no ha vuelto ni tiene intenciones de hacerlo, es lo que peor llevo (eso sí no duden que las bragas seguro que son rojas).

Creo que lo que más me duele es no poder trasmitir a mis hijos ese espíritu, esa ilusión que tuve durante años, por mucho que fuerce la máquina hay cosas que ya no pueden ser, hay gente que ya no está, hay lugares donde ya no he vuelto ni puedo volver, hay familia nueva con la que cumplir y kilómetros que recorrer que con niños a cuestas no son moco de pavo. Pero por alguna razón que desconozco en estas fechas la gente tiene yugos familiares de los cuales no está dispuesto a desprenderse y claro al final te ves el cuatro de enero escapándote del mundo y queriendo volver a la rutina y no pensar si este año tenía algún deseo más que el de sobrevivir, que ¡ojo! No es poco.

Así que si estás leyendo este post y eres un familiar mío, tranquilo sabré guardar las apariencias, eso sí no esperéis que insista como antaño para una comilona, para juntar a la familia, para unos villacincos o fiestas varias, el tiempo y las circunstancias han hecho que empiece a pasar bastante de todo, ya por no preparar no preparo ni modelito para Nochevieja. Y si no eres familiar pero eres de los que pasas mucho de la navidad, tranquilo empiezo a entenderte muy a mi pesar.  Creo que no hay mayor realidad que el día en que te vez comprando tus propios regalos para ponerlos a los pies del árbol, ese día empieza a pensártelo, no crees en la magia y sabes que en el portal del Belén hay estrella sol y luna. Pero en tu casa la estrella se cayó, la luna se pone temprano para que pase el día y Belén es esa chica del quinto que traer el calendario del año que viene con los festivos laborales y que te hace pensar cuando son las siguientes vacaciones.

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Con esto y un polvorón doble machacado y redondeado (así es como se comen) una buena copa de cava y los ojos vidriosos de melancolía, os deseo que paséis  unas buenas navidades, que disfrutéis pero sobre todo que racionalicéis no se acaba el mundo sino un año más y quedan muchos por venir y pasar.

 Fotos del post by Arnaitz Eraso, “Urbia elurretan” .


Tagged: demasiados compromisos, fotos de postal, ilusión perdida, Navidad, Peineta no tiene narices de escribir esto, Un amargo portal de belén
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