El pasado 28 de marzo, Ortega llegaba en coche a la sede de Inditex, en el municipio coruñés de Arteixo, y nada hacia presagiar la espectacular fiesta que le tenían preparada los presentes. Aplausos, música en directo y una espectacular coreografía realizada por sus propios trabajadores hicieron que el empresario gallego no pudiera contener las lágrimas. Acompañado de su hija en todo momento, Ortega recorrió su la fábrica entre los vítores de sus trabajadores.
La reacción, entre el progresismo militante no se hizo esperar, y reproducimos algunas de las perlas más significativas:
–La prensa burguesa (EL MUNDO) es capaz de convertir en un santo a un explotador criminal como Amancio Ortega.
-Las que lloran son las niñas de 14 años que cosen para Amancio Ortega en fábricas que se caen por menos de 1 €.
-Imaginaros a burgueses como Amancio Ortega ser ejecutados en la guillotina. Ay como necesitamos a Robespierre.
-Ella también quiere felicitar a Amancio Ortega. Le felicita ser un explotador infantil y aún así dormir tranquilo…
Un empresario que salió de la nada y creó cuarenta y cinco mil puestos de trabajo en España, parece que deba considerársele un ser execrable, merecedor de la pena de muerte. ¿Qué pretende entonces la gente de izquierdas?. Pues parece sencillo: Que la empresa sea estatal, para evitar, de ese modo, la aparición de la “burguesía”. Lo malo es que los resultados de la economía centralizada son conocidos y tuvimos ocasión de comprobarlo hace pocos años con la caída de la totalidad de regímenes comunistas, salvo algunos, especialmente avanzados y democráticos como Corea del Norte, ejemplo de libertades y elevado nivel de vida de sus ciudadanos (y ciudadanas).
Una simple reflexión para finalizar. Si yo pidiese la guillotina para los hermanos Castro, que suman entre ellos un buen montón de muertos -y de momento, amancio Ortega no mató a nadie, que yo sepa- ¿cual sería la reacción de quién pidió la guillotina para el fundador de Inditex?. No me corroe la curiosidad, pero calificarme de fascista se quedaría corto y a buen seguro, me ganaría otro puesto en el cadalso junto al empresario gallego. Lamentable.