No acudo a las manifestaciones o concentraciones porque “me gusten los líos”ni tan siquiera porque sea una rebelde, antisistema o inconformista, simplemente acudo porque así lo he decidido y en estos tiempos en los que parece que no se puede decidir, yo lo sigo haciendo en la medida que puedo y más allá.
La necesidad de juntarme con otros sean cuales sean sus ideologías, edad o formas de vivir es uno de los motivos que me ayudan en mi decisión pues si considero que debo de alzar mi voz en protesta y demanda es mucho mejor hacerlo con otras voces para que se nos oiga mucho mejor, pues ya sabemos que a quienes van dirigidas las manifestaciones o concentraciones sufren de cierta sordera además de carecer de vergüenza.
En los últimos tiempos es difícil encontrar una manifestación o concentración con la que no me sienta identificada, pues soy de las que piensan que todo lo que acontece en la sociedad ha de afectarme de una manera u otra, por lo tanto está bien, decir lo que pienso y expresarlo con libertad, una libertad que solamente yo puedo ejercer por mi misma y que no dejaré que me arrebaten por mucho antidisturbios que pongan en mi camino.
Soy pacifica y jamás he agredido a nadie en las cientos de citas que he mantenido en la calle manifestándome, no puedo decir lo mismo del trato recibido por quienes deberían garantizar mi seguridad que son los que me agreden, mi arma ha sido mi voz y la razón mi poder.
Dicho esto y aclarado que estoy completamente de acuerdo con cualquier acto pacifico que se haga en las calles para ser escuchados ,he de decir también que una manifestación no solamente ha de ser un gran numero de personas que gritan sus reivindicaciones y protestas, hay que hacer que esa manifestación no solo sea importante en numero de participantes y en consignas coreadas, hay que darle el sentir de la gente de diferente forma en cada una de ellas .
El sábado 15 de Septiembre, acudí a manifestarme, acudí, indignada, cabreada y con el firme propósito de que en este caso el Gobierno de la Nación sintiera como puedo enseñar los dientes cuando anteponen el dinero al bienestar de las personas, como me enojo cuando mis libertades son violadas sistemáticamente por los que se deduce son quienes tienen que garantizármelas y como no estoy dispuesta a que sigan en un cambio ideológico instituyendo poco a poco una dictadura abrigada por una falsa Democracia. Que EXIJO que me consulten cuando los cambios en el País en el que vivo y participo sean tan radicalmente opuestos a mi bienestar y al de todos los ciudadanos, pero es más mi presencia no era solamente mía, sino de todos aquellos que no estuviesen, mi presencia también era la de mis hijos, que este Gobierno me ha robado de mi lado exiliándolos a otros Países porque ellos son incapaces de proporcionarles un sustento para lo que se han preparado y hemos pagado los que como yo el sábado asistíamos a una manifestación de denuncia y reivindicativa.
Me sobro la música que sonaba amenizando la marcha y que en otras ocasiones ha sido perfecta, pero no en este día, no después de haber hecho otras de igual corte, solo hubiese sido valido un golpe seco de tambor, me sobraba tantas consignas diferentes que a pesar de ser todas validas no se oían con la claridad que esta manifestación habría de tener.
Hay veces que una sola consigna coreada por miles de personas es mucho más contundente, mucho más presencial y mucho más intimidatoria.
No se trata de ir de funeral, se trata de mostrar tu animo tal y como lo sientes y enseñar los dientes a quienes te aplican su poder, demostrar que su poder no es suyo sino nuestro y que en cualquier momento igual que se le ha otorgado se le puede quitar porque somos más y porque no queremos que se siga por el mismo camino.
Paso firme unos con otros, decisión y contundencia en la protesta eche de menos el sábado.
Hay veces que hay que cambiar las cosas que hasta ahora hemos hecho, hay veces que debemos mostrar otra cara diferente para que sepan de que vamos, hay veces que el gesto serio, indignado y no resignado no puede ir disfrazado de fiesta porque esto puede no dejarse oír y perderse entre globos de colores y batukadas.
Hay veces que el ambiente festivo…¡ Sobra!