Durante siglos, las aceitunas se han consumido enteras, se han prensado y han sido un producto apreciado en todas sus formas, pero la larga historia de la utilización de la hoja del olivo en el tratamiento de la fiebre es menos conocida. La hoja también posee extraordinarios efectos contra virus y bacterias.

El compuesto amargo, la oleuropeína, se ha identificado como el principio activo de la planta responsable de sus propiedades de resistencia a las enfermedades. Es su amplio espectro y a la vez su abordaje efectivo frente a diversos microorganismos, lo que otorga a la hoja del olivo sus cualidades en los casos de infecciones fúngicas, bacterianas, resfriados y gripes, por mencionar unas pocas. La oleuropeína puede disminuir la tensión arterial, mejorar el flujo sanguíneo y aliviar las arritmias (latidos irregulares)