Revista Ciencia

¿Hay muerte después de la vida?

Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22

¿Hay muerte después de la vida?

¿Hay muerte después de la vida?

Esta pregunta, me la he hecho miles de veces, a lo largo de mis años, a lo largo de cientos de accidentes de tráfico en los que he participado como bombero, a lo largo de actuaciones en huracanes en Nicaragua, de terremotos en El Salvador, de tormentas en Guatemala, y de compartir tanatorio y hospitales con miles de muertes de seres queridos, amigos, familiares conocidos.

La mayoría de las personas cuando hablo del tema me dicen lo mismo. Ellos se hacen una pregunta diferente: ¿Hay vida después de la muerte?. Sin embargo yo, me preguntaba lo opuesto, y con el transcurrir de los años, y cuando voy cumpliendo ciclos, cuando los amaneceres se acumulan en mi piel, cuando las puestas de sol se posan en mi alma, creo de todo corazón, que despende de cómo hemos vivido.

Si la vida ha sido bien vivida, si hemos transformado todas las creencias limitantes, y vivimos en la esperanza, si hemos abandonado el miedo, el rencor y la rabia y vivimos en el amor, si hemos dejado a un lado el ego, la incertidumbre y la mente subconsciente y caminamos de la mano del respeto, si hemos renunciado condenar y juzgar a los demás, a la falta de comunicación y vivimos en la armonía, si hemos plantado a la impaciencia, a la violencia, a la falta de respeto y nos acogemos a la tolerancia, si hemos desechado la esclavitud, el racismo, la intolerancia, y nos protegemos con alegría, si hemos renegado de la falta de sueños, de la tristeza, y de la envidia, y elegimos vivir nuestros sueños..., habrá una muerte consciente, donde daremos paso a una nueva vida, llena de luz y de amor.

Si por el contrario vivimos en el pasado, si seguimos son esas creencias, limitantes, con miedo, rencor y rabia, si el ego nos domina y juzgamos a los demás, si vivimos en la impaciencia, la violencia, y la falta de respeto, si somos esclavos, de alguien o de algo, si el racismo, la intolerancia nos controlan, si somos agresivos y violentos, la muerte será un transito corto a una vida igual que la que acabamos de vivir.

Para los que vivimos en un mundo de sufrimiento, de vacío, de incertidumbre.

Para los que no olvidamos, no perdonamos, y no vivimos en la gratitud, la muerte no existe, sino que daremos un paso a otra oscuridad de dolor, y de aprendizaje. Si no hemos crecido, ni hemos evolucionado, en esta Universidad que se llama vida, repetiremos curso.

Como decía Facundo Cabral: "El que es pendejo hoy será pendejo en la próxima vida".

"Nacemos para vivir, vivimos para morir, y morimos para nacer. Y lo que sucede es que vamos a nacer como hemos muerto, y vamos a vivir como hemos nacido, y vamos a morir como hemos vivido".

En Nicaragua tras el huracán Mitch, una de la labor que nos dieron a bomberos de Cartagena, fue de localizar muertos, y señalizarlos para hacer fosas comunes y ser enterrados, para evitar epidemias. Realmente fue duro el localizar a los fallecidos.

El primero que encontramos era un niño de unos 10 años, por mi buen amigo Pascual. Al acercarnos y ver su estado, hizo que se me encogiera el corazón. Había visto otros en accidentes de tráfico, pero, ninguno me afectó tanto como aquel niño. Después tuve otras experiencias cercanas a la muerte, que hicieron que la tuviera presente.

Me formé en diferentes campos del conocimiento humano. En Isla de Pascua, mi amigos, Bene Tuki y Arturo Frontier, me hablaron y enseñaron acerca de la muerte después de la vida. Y ambos coincidían, que esa muerte existiría dependiendo de cómo hemos vivido, dependiendo si hemos vivido en la inconsciencia, o en la consciencia. Fue interesante ver otros puntos de vista. Me abrí a opiniones de diversas culturas: occidentales, orientales, andinas rapanui... Visite diferentes lugares del mundo, y charlé con médicos, psicólogos, chamanes, hombre sabios..., y cada uno tenía su teoría.

Hoy te ofrezco mi verdad, que no tiene que ser la tuya, simplemente es mi opinión, mi verdad, y como dicen en Rapanui: "Hay tantas verdades como respiraciones hay en el mundo".

En estos días todavía veo la muerte más cerca. Aquí y ahora, hoy en mayo de 2015, cuando vengo de ver a mi buen amigo Miguel Angel Brau, que acaba de morir de un cáncer terrible.

Muchas veces hablé con Miguel Angel, de su experiencias en la vida, de sus sueños, de su verdad, de sus errores, de sus aciertos, de cómo cambiaría muchísimas cosas de su vida si pudiera, pero decía que con sus años, ya no podía. El era una persona buena, llena de amor, de cariño y de amigos, y ahora, estaba muerto.

Y me pregunto: ¿Hay muerte después de la vida?

En la Isla de Pascua, Bene, después de jugar unos partidos de futbol, donde era mi entrenador, compartimos charlas muy profundas. Años después, Arturo, aún fue más adentro y me enseñaron que hay cuatro zonas, mental, física, emocional y espiritual, y que únicamente, atendiendo a las cuatro, encontraríamos la paz. Con el paso del tiempo, aprendí de otras fuentes y descubrí, que si vivimos con esas cuatro zonas, eso significaba que también pasábamos por cuatro muertes.

Cuando una persona muere, la mente, que no puede admitir que ha perdido, desaparece fugazmente, el cuerpo físico, nuestro contenedor, se hace polvo o cenizas, el alma, elige su lugar, unos se quedan vagando cuando ha sido una muerte de impacto, una guerra, un accidente de tráfico..., y las otras eligen donde morar, normalmente, cada unas van a su hogar.

El espíritu, que es lo único eterno, en el mismo momento que fallecemos, elige en el cuerpo donde va a encarnar. En el mismo momento que se produce la unión entre un espermatozoide y un ovulo, esa energía que provoca la fecundación es la entrada de ese espíritu que ya ha elegido.

Por eso, en ocasiones, nos encontramos con alguien y sentimos que a esa persona la conocemos de algo. O paseamos por un lugar, y nos decimos, aquí ya he estado. O pensamos en algo, y sucede, o nos viene a la cabeza alguien y nos llama por teléfono, o nos la encontramos... Muchos lo llaman casualidad, nosotros causalidad, muchos lo llaman suerte, nosotros consciencia.

Tal vez, esto sea una forma de comprender la vida difícil e imposible para los que viven en la materia, para los que se arrastran en el mundo mental, para los que vegetan en esta vida pero ya están muertos, y serán enterrados a los ochenta años.

Porque esa mayoría necesitan ver para creer, y yo digo, que "cuando crees, ves" , y en ese momento, la vida adquiere una transformación personal, y nos convertimos en personas conscientes".

En mis talleres de Bioconsciencia hacemos una dinámica que os invito hacer:

Me llevo a los participantes a un cementerio. Les pido que elijan una lápida, y que se sienten junto a ella. Que observen quien esta enterrado allí, su nombre, si es posible ver la foto, los años que tenía. A continuación, les pido que cierren los ojos, que respiren profundamente, y se relajen.

Después de 7 respiraciones, le digo que visualicen, que esa persona sale de la tumba, y que les va a decir un mensaje: sólo uno. Hay cientos de mensajes que nos dicen quienes lo han echo. Por ejemplo:

"VIVE".

"NO PIERDAS NI UN SOLO SEGUNDO Y VIVE".

"PERDONA, QUITATE EL PESO QUE LLEVAS DENTRO, Y TE LIBERARAS".

"SOLO TENEMOS UNA VIDA, VIVE".

"DESCUBRE LO PRIORITARIO EN TU VIDA, Y SIGUELO".

"AYUDA A LOS DEMAS" ...

Estoy seguro, que si Miguel Angel, pudiera darme un mensaje sería: VIVE INTENSAMENTE DISFRUTANDO DE LOS TUYOS "Gracias Brau, Lo haré. Te quiero mi buen amigo. Maururu taina (Gracias mi hermano)".

Normalmente sólo vamos a los cementerios a llevar flores, o a recordar a los muertos. No comprendemos que ellos ya no están allí, solo su polvo, sus cenizas, el resto esta en el aire, en el agua, en la tierra, en el fuego, y viven con nosotros.

Por ello, afirmo sin temor a equivocarme que "no hay muerte después de la vida, que después de la vida, sólo hay vida, y mas vida".

Gracias a todos los que han vivido y viven porque gracias a ellos, soy quien soy.

Fuente: Blog de Juan Cayuela.

C. Marco

¿Hay muerte después de la vida?

"VIVE".

"SOLO TENEMOS UNA VIDA, VIVE".

"AYUDA A LOS DEMAS" ...

Fuente: Blog de Juan Cayuela.

C. Marco


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