Cuando salió a la luz el caso Gürtel, oí a más de uno decir que “cómo se va a vender un presidente autonómico por media docena de trajes. Si eso es el chocolate del loro…”
Hace unos días se supo que los eurodiputados se niegan a volar en clase turista y se aferran con uñas y dientes a sus lustrosos billetes de “business”. Lo de la famosa etiqueta de Twitter #diputadoscaraduras. Pues también hubo quien comentó que, aunque supusiera un ahorro, “eso era el chocolate del loro…”
Leo ahora que la beatificación del que nació como Karol Wojtyla pero se murió como Juan Pablo II costará tres millones y medio de euros y que la idea de la Santa Sede es de “extrema sobriedad y austeridad”. Vamos, que lo que se va a gastar es…déjame a ver si lo acierto…¡el puñetero chocolate del loro!Pues oiga, va siendo hora de que cambiemos la dieta del loro. Nada de chocolate y duro con el alpiste (ni siquiera pipas, que tienen mucho aceite y luego engordan demasiado).
Que con los tiempos que corren nada me parece moco de pavo. Que ha llegado el tiempo de ahorrar en todo lo que se pueda, hasta el último céntimo. Que como al parecer no todos tenemos la misma idea de lo que es “extrema sobriedad y austeridad”, lo mejor es tirar por lo bajo. No gastar y arreando.
Claro, que igual me estoy volviendo cascarrabias y rácano (mi amigo Jorge dice que estoy avinagrado)
Pues todo podría ser.