Revista Opinión
Decía Herbert Schiller que “los medios de comunicación son los brazos ejecutores del sistema”. Un buen ejemplo de ello es el tratamiento que los grandes medios del país han otorgado al tema de las pensiones y al anuncio del gobierno de retrasar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. Como explica magistralmente el catedrático Vincenç Navarro, es un hecho constatado que el 68% de los españoles está en contra del retraso de la edad de jubilación y el 76% no es favorable a la expansión del tiempo de cálculo de la pensión. Estamos ante algo más que una mayoría amplia. Sin embargo, en los titulares de los medios se aprecia un consenso sospechoso que no entiende de líneas editoriales y que aboga por tomar este tipo de medidas y otras de similar índole. Además del empeño más que interesado y servil de los propios medios en que dicho consenso se convierta en opinión generalizada, aunque para lograrlo tengan que recurrir a la vieja táctica de todos los sistemas totalitarios habidos y por haber: la propagación del medio. Es la forma más rápida de conseguir que la resignación fagocite sin malas digestiones la catástrofe que se avecina. Así son los medios encargados de velar por nuestros derechos de ciudadanía. Así ejercen su responsabilidad social. De la independencia, la imparcialidad, de la libertad, mejor ni hablamos. Si a alguien habría que jubilar en este país es a los propios medios de comunicación y a todos aquellos que están empeñados en perpetuar un sistema que hace aguas por todos los resquicios y que parece empeñado en nuestra propia extinción. Mientras Zapatero se dedica a hacer socialismo de última generación entre oración y oración, nosotros ante la caja tonta, absorbiendo con mono nuestra dosis diaria de Gran Hermano.