Revista Opinión
Llueve... pero escampaHay que negociar con el régimen
Luego de la excelente jornada cívica, democrática y ciudadana del pasado 16 de julio había quienes pensaban que el trabajo político estaba hecho hasta que se enteraron de los resultados. Por una parte estaban los decepcionados porque se creyeron a pie juntillas unas supuestas proyecciones que daban más de 11 millones de voluntades y los otros, más ponderados, que consideraban un exitazo haber logrado la meta que superaba los 7,5 millones de venezolanos que vencieron el miedo, las manipulaciones y la falta de información, para salir a las calles a rechazar al dictador Nicolás Maduro y a sus secuaces.A partir de ahí no todo ha sido color de rosa. Cada quien se creyó el cuento de los libros de autoayuda de que todos somos líderes de la lucha que se vive, muy válido si se trata de la vida pero inadecuado en los asuntos políticos (que tienen que ver con la polis y el bien colectivo), surgieron los que alentaron actitudes anárquicas y los que exigían la degollina del liderazgo porque hacíanlo que ellos creían y no lo que las masas querían, muy similar a la jauría que es perseguida por el zorro y no a la inversa. Un buque a vela necesita el viento para navegar pero por mucha fuerza que venga desde barlovento, si no hay un timonel que mantenga el rumbo y un capitán que tome las decisiones de seguro que encalla, se extravía o da vueltas sin llegar a ningún lado. Sí esto lo llevamos a nuestra realidad política, veremos porque estamos donde estamos.
Liderazgo a los trancazosSabemos que a muchos les llegó el momento de dirigir como al niño que está en una piñata y recoge los caramelos porque le cayeron cerca o porque se les escaparon entre las piernas a los demás, son los que repiten lugares comunes aprendidos en el manual de Política para Dummies o fueron colocados por algunos dinosaurios para manipularlos y también están los que creen que la coerción es el mecanismo para demostrar el liderazgo y desprecian la convicción, lo cual nos asemeja a lo que tanto criticamos porque ¿Qué diferencia hay entre los métodos de los colectivos en el “23 de Enero” y los de cualquier otro grupo en otra zona de Caracas? Si bien los intereses pueden ser distintos, debemos recordar que en política los extremos se unen.
Cuando el diputado Freddy Guevara asumió la vocería para hablar de los resultados, nombró un par de cosas que en el actual léxico político venezolano son peores que una mentada de madre: la palabra negociación (no dijo qué y ese fue su error) y ofrecer una salida honorable (Sun Tzu lo llama puente de plata), lo cual fue el detonante para que gritasen: ¡Traición! los come candela de siempre, los que saben cómo salir del régimen pero lo guardan in pectore (como los cardenales que solo él y el papa saben que lo son), los que dan tuitazos destemplados porque no hicieron con los resultados de la consulta popular lo que ellos decían que se hiciera, los que antes siguieron obnubilados a un melindroso paracaidista y ahora están chinguitos porque un piloto les haga ojitos.La anarquía nos devoraráAsumir la dirección en política es hacer lo que se debe, cuando se deba. Que unos avezados ciudadanos con aspiraciones políticas aleguen en su defensa que votaron y llamaron a votar engañados,bien porque su comprensión lectora no les permitió entenderlo planteado o porque esas bravuconas les genera algunos réditos políticos es tan peligroso como caer en las redes de una entelequia que se autodenomina “La Resistencia”, que emite comunicados, que nadie sabe quién la dirige ni coordina y que es muy distinta al grupo de jóvenes, valientes y voluntariosos, que le pusieron el pecho (literalmente) a la protesta, que han sido asesinados y que sin ninguna experiencia ni articulación confrontaron a los esbirros uniformados.Sobre el puente de plata ocurrió lo previsible: Nicolás Maduro lo rechazó porque la soberbia y las ojeras no le dejan ver la realidad, por la mala lectura del momento o porque Diosdado Cabello y los radicales lo tienen cogido por las criadillas. En cuanto a la negociación creo que debe darse. Hay que negociar con el régimen los términos de su salida del poder, hay que negociar en qué vuelo se van a embarcar, hay que negociar qué día y a cuál hora se van, pero para que eso sea efectivo debemos coordinar y actuar de manera orquestada, masiva y contundentemente porque sino la anarquía nos devorará y puede ser peor el remedio que la enfermedad.
Llueve... pero escampaPor Miguel Yilales @yilales
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