Por Gabriela Revel
En el País Vasco el 70% de las empresas son familiares y contribuyen en un 65% al PIB. Son muchas y con mucho peso pero solo el 15% subsisten a la tercera generación. Frente a la crisis, las empresas familiares, por su propia naturaleza, tienen sus mecanismos de supervivencia. Gabriela Revel, experta en gestión de cambio y crisis, habló ayer sobre ello en uncurso de verano coorganizado por la Cámara de Gipuzkoa. -Casi nadie se ha librado. ¿Cómo se encuentra el panorama empresarial familiar? -Están sufriendo tanto como el resto y por las mismas razones: la falta de crédito, el descenso del consumo y por el cambio brutal que sufre el mundo. -¿Cómo han respondido? - Como todos, la primera reacción fue negar la crisis, no darle tanta importancia, valorarla como una más y recordar que no sería la primera que se ha superado. Una segunda fase fue advertir que la crisis estaba prolongándose más de lo esperado y la tercera fue llegar a percibirla no como una crisis sino como un cambio de mundo. -Las consecuencias no han sido las mismas para todas las empresas familiares. -Las grandes empresas familiares estaban muy preparadas para la globalización y reaccionaron utilizando la crisis como una gran oportunidad. Sin embargo, la pyme es la que más ha sufrido, especialmente, por la restricción del crédito. Que hubiera menos flujo de dinero ha afectado tanto a clientes como a proveedores. Quienes estaban con menor endeudamiento han conseguido mantenerse y muchas de las empresas con mayor deuda han sido incapaces de resistir. -En situaciones críticas, ¿puede entrar un factor emocional? -Para que haya familia empresaria tiene que haber empresa familiar. Una de las claves del éxito es proteger mucho a la empresa, incluso de la propia familia. Se debe entender que la empresa genera valor, que da a la familia el carácter de familia empresaria. Y la clave es que cuando aparecen situaciones dificultosas se sepa arroparla entre todos y especialmente al que la gestiona para que no se sienta solo. -El compromiso empresarial es vital. -Debe existir un compromiso de la familia con la empresa, de esta con los trabajadores y de la empresa como tal, incluyendo a los trabajadores, con el entorno, lo que llamamos responsabilidad social corporativa. Las empresas están en un medio, en una ciudad y, a veces, pueden llegar a estar muy relacionadas con su entorno, por ejemplo dando trabajo a sus vecinos de la comarca. Los compromisos son múltiples y a muchos niveles. -¿Puede suponer algún beneficio ser una «empresa familiar»? -Lo que ofrece es la sensación de compromiso a largo plazo. El inversor puramente financiero tiende a medir únicamente el beneficio financiero. En cambio, la empresa familiar incorpora parte de la historia de la familia y en el compromiso de supervivencia en el tiempo entra en juego el factor de un espíritu de sucesión. -¿Cuáles son las pautas a seguir? -Hace falta acercarse, escuchar y entender que dependemos unos de otros. Hace falta volver a darles a las personas el lugar que merecen. En las situaciones de crisis, se olvida a las personas. Aunque solo tengamos 140 caracteres de Twitter para comunicarnos debemos procurar ‘twittear’ también con el empleado que tenemos al lado. Solo necesitamos darnos la vuelta y decir ‘buenos días’. Autora: Gabriela Revel Fuente : http://www.diariovasco.com/v/20110623/economia/proteger-empresa-familiar-propia-20110623.html