La destrucción des nidos de golondrinas está castigada en Francia con un pena que llega a dos años de prisión y 150.000 euros.
En unos años, los gritos estridentes de las golondrinas y su vuelo enérgico podría desaparecer del cielo de Oise (Departamento francés situado en la región de Alta Francia). Y, para protegerlas, la asociación Picardie Naturaleza ha montado una campaña para preservar los nidos de estos pájaros en vías de desaparición, con castigos que suponen dos años de prisión y una multa de 150.000 euros. Dicha asociación ha implantado esa campaña que salvaguarda el hábitat de estos emblemáticos pájaros, aconsejando a empresas y a particulares una cohabitación a menudo mal llevada, pero muy positiva. En efecto, son alentadoras la puesta en marcha de 28 nidos artificiales en una obra de rehabilitación térmica de una residencia, en Bresles.
Sophie Declercq, encargada de misión “fauna et construcciones” en Picardie Nature se felicita, según cuenta Julien Heyligen en un reportaje en Le Parisien (Oise: Hay que proteger los nidos de golondrinas). “Hace dos años, 14 nidos fueron identificados sobre las fachadas antes de iniciarse estos trabajos en el 2017. Nosotros instalamos 28 artificiales. Un año después, la mitad de ellos estaban ocupados. Y las golondrinas recrearon incluso nuevos. La cooperación con la SA HJM de Beauvaisis fue muy eficaz. Porque sin autorización, la destrucción de los nidos, incluso en invierno está castigada con una pena que incluye dos años de prisión y una multa de 150.000 euros.“El reglamento es cada vez más respetado”, asegura la naturalista. El ejemplo de Mouy, en donde subsiste una importante colonia en el centro de la ciudad en donde los comerciantes sigue el juego. “Nosotros dejamos hacer, sonríen Alexandra y Luar, empleadas de la Caja de Ahorros, en cuyas ventanas hay seis nidos. Los clientes encuentran esto simpático, pese a que supone cierta suciedad y cae sobre las personas.Enfrente, encima del kebab Bosphore 4, tres parejas de golondrinas hicieron allí sus nidos. “Allí están desde siempre. Además, los apartamentos no están ocupados. Y dejamos la naturaleza como es, ya que no es fácil para ella. No se limpia nada, Y esto se hace solo” cuentan Jérémy y Memis, dos asalariados del restaurante.En caso de molestias, Sophie Declercq recomienda instalar una plaqueta para recoger las deyecciones. “Es una buena solución. Cuando se tiene un pequeño alojamiento en una o dos ventanas, comprendo que esto sea complicado. Pero todo el mundo debe implicarse. Porque es urgente. En tres años, el efectivo de los graciosos volátiles ha disminuido en un 40 % en Francia. Principalmente por 80% de insectos, su alimento en exclusiva, que ha disminuido en los tres últimos decenios en Europa. El año 2019 no es muy bueno para las golondrinas en esta región de l’Oise. Pero ahora hay que reaccionar, no cuando solo quedará un 50 por ciento. Y hay que movilizarse con acciones positivas”, clama Sophnie Declercq.