Revista Humor

Hay que rentar el buffet libre

Por Pilarm

Está probado que cuando se va a comer o cenar a un buffet libre hay que comer hasta decir basta, no literalmente claro, aunque estaría cómico verlo.
El ser humano tiene la extraña fijación u obsesión o vete a saber qué, de que ya que está pagando por comer lo que quiera, va a comer lo que quiera él, lo que quiera el acompañante y lo que quiera el vecino de mesa. Vamos, por mí y por todos mis compañeros en versión gastronómica.
También está la opción de que tu acompañante cene y tú te tomes el postre, hecho que vimos hace unos días mi Querido y yo. El guiri no hacía más que ir a por los dulces postres y la guirinovia repitiendo de comida normal. Suponemos que sería para compensar y aprovechar bien el buffet.
Otro de los personajes típicos y asiduos a este tipo de restaurantes son los que se comerían todos los días no una vaca, sino un rebaño entero, ya me entendeis. O sea, que ellos amortizan de sobra el dinero que gastan, y me parece muy bien, porque mi Querido y yo por más que lo intentamos, no sé si lo amortizamos o no, pero desde luego aunque no lo intentemos, ganas de estirar el dinero tenemos.
Tampoco es que nos pasemos el día de buffet en buffet, pero ya que un día vas, pues lo suyo es ir con hambre, ¿no? Y siempre mejor comer que cenar, que parece que por las noches el hambre hace menos aparición, o hay menos ganas de hincharse como un pez globo, que luego con el fresco que hace ahora hay que echarse una caminata demasiado larga para bajar la comida.
Puede que el truco sea ir en ayuno para ir con más hambre que un león, y oye, ahora que hay crisis y las empresas no se gastan un duro y la gente las pasa caninas, se puede erigir como el lugar de salvación para las cenas, ¿no? Al menos habría comida para todos los gustos, aunque claro, se evitarían las escenas de borrachera ya que la bebiba se cobra aparte.
Si conoceis algún buffet libre digno de mención, no seais egoístas y compartirlo, así luego los puedo probar y hacer una crítica gastronómica... o quedarme en cama una semana después de un empacho.


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