Revista Opinión

¡Hay que Wert! Reforma destinada a fracasar

Publicado el 24 septiembre 2012 por Rgalmazan @RGAlmazan

Nuestro sistema educativo sufre, de acuerdo a las apetencias genitales del gobierno de turno, cada poco tiempo, una reforma. Ésta que intenta clavarnos, con su mayoría absoluta el ínclito Wert –se puede ser más listo pero no más dañino que este ministro— pretende que volvamos a las cavernas, retrotraernos a los años del nacional-catolicismo.

La reforma ha iniciado su camino y en pocos meses debería estar aprobada la séptima ley de educación de la democracia. En su afán de un cambio de modelo, a este gobierno no le importa jugar con algo tan frágil como importante como es la enseñanza.

Es cierto que nuestro sistema educativo no obtiene el nivel requerido y que su ranking en el informe PISA deja mucho que desear. Sin embargo, tratar de tramitar una ley sin que en el borrador haya participado ninguno de los agentes de la comunidad escolar, hace que esté abocada al fracaso.

Si se quiere promulgar una ley sobre la Educación, lo primero que hay que hacer es escuchar a los afectados. Aquí, ni estudiantes, ni padres, ni profesores, ni CC.AA. ni sindicatos, ni partidos de la oposición han sido involucrados, ni tan siquiera se les ha preguntado. Está claro que los peperos creen estar en posesión de la verdad, por el hecho de contar con mayoría absoluta.

Hay cuestiones muy importantes que ya han empezado a levantar ampollas entre los afectados. Porque se ve a la legua que de lo que se trata no es de subir el nivel de la educación, sino de utilizarla como instrumento ideológico al servicio de unos intereses determinados.

Cuando digo que no han consultado con nadie para la elaboración de este borrados, quiero decir con nadie que debieran. Sin embargo, sí que se nota que se siguen pautas que casan perfectamente con la Iglesia y con la banca.

Wert, reforma ideológica

Por ejemplo, el hecho de que se consolide la Religión como asignatura, que se aseguren las subvenciones a los colegios que segregan a los alumnos por sexo (son casi todos del Opus) o de que se haya eliminado Educación para la Ciudadanía –ya saben ustedes que hablaba de la homofobia y de las desigualdades, lo que es naturalmente pecado— siendo sustituida por Educación Cívica y Constitucional --donde se introduce la importancia de la iniciativa privada y se critica al “nacionalismo excluyente”-- no son sino medidas que satisfacen plenamente a Rouco y Cía, y a la España Una, Grande y Libre.

Así mismo, en la enseñanza superior, en la Universidad se escucha el clamor de los bancos con los que el tal Wert ya está apalabrando acuerdos para que los estudiantes universitarios puedan obtener créditos y así poder pagar la matrícula, aumentada en un 60%. Un nuevo negocio para la banca que sin duda debe agradecérselo al señor Wert.

Vamos camino del modelo neoliberal, el modelo que predomina en USA, donde las familias ahorran desde que nace un hijo para que pueda, primero ir a un colegio, y luego a la universidad. Y donde se desprecian, en la enseñanza media las asignaturas que desarrollan el pensamiento crítico y convierten a los alumnos en ciudadanos alienados, que tratan de luchar competitivamente para obtener los mejores resultados, aunque eso lleve a muchos otros al fracaso. Un modelo que condena a los pobres a no poder acudir a la universidad y que se aleja de la Enseñanza libre y gratuita.

WERT, PAYASETE

En ese afán competitivo se han introducido tres exámenes o reválidas cuando se finaliza un ciclo: al final de primaria –ésta no es eliminatoria—, al final de la ESO y al terminar el Bachiller. Es obligatorio aprobar estas dos últimas para pasar al ciclo superior. Además las universidades pueden también poner pruebas de entrada. Es lo más parecido al plan de 1957, con el que yo estudié. Una prueba de ingreso, antes del Bachillerato elemental (hoy la ESO), y luego una reválida después de ese Bachillerato que te permitía pasar al Bachillerato superior, y al final una reválida más. Se ve claramente la vuelta a cincuenta años atrás. A costa de nuestros jóvenes este ministro quiere llevarlos a su infancia.

No creen en absoluto en la solidaridad o la cooperación, toda la enseñanza está basada en la competencia, en la excelencia individual. Se estudia para ser un instrumento (lo mejor cualificado posible) de un sistema que necesita gente adocenada para su servicio. A nadie se le ocurre que se estudie para poder ser crítico, ser un ser libre y si es posible feliz, cuando ese debería ser el objetivo. Está claro que para este genio, llamado Wert, la mercantilización es su objetivo.

A todo esto, las subvenciones a colegios privados y concertados han aumentado durante los tres últimos años, mientras que los recortes se han cebado en la Educación pública. 

Además,en este borrador, se aumenta las cotas de participación en la elaboración de los programas por parte del Ministerio, dejando a las CC.AA. con menos posibilidades de adaptar los programas a sus peculiaridades, quitándoles competencias y centralizando las decisiones. Por otro lado, los AMPAs y los Consejos Escolares han quedado como floreros, puesto que las decisiones importantes, como la elección de los directores de los centros, y otras de importancia, dependerá de la Administración directamente, sin concertar con ellos.

Mucho se hablará de esta reforma que traerá cola. Porque aunque tenga que pasar por el Congreso ya sabemos como actúan los peperos cuando tienen mayoría absoluta. Apenas cambian una coma.

No hay duda de que la reforma no es por el bien de los educandos, no trata de mejorar la Educación, sino para cambiar de modelo ideológico y encaminarnos hacia un liberalismo mercantilizado. Otro frente abierto que habrá que contestar. No podemos quedarnos quietos, mientras que a nuestros hijos y nietos los quieren convertir en elementos de un rebaño que sirva a unos intereses de las clases dominantes.

¡Vaya tela de ministro! Éste era el moderado. ¡Hay que Wert!

Salud y República


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