La contaminación sonora tiene efectos negativos en la salud cardiovascular según una investigación que publica el British Medical Journal de esta semana. Es un paso más que señala la importancia de los factores ambientales en la salud humana y que nos ayuda a mantener la perspectiva con respecto a su prevención y tratamiento. Hace unos días comentábamos otro estudio, en este caso un metaanálisis, que equiparaba el beneficio de una intervención con ejercicio frente a los fármacos habituales en este tipo de enfermedades. Vemos como al corazón le viene bien el ejercicio y mal el ruido de fondo de muchos decibelios, y no solo la toma o no de medicamentos.
Intervenir en los determinantes ambientales de salud es una propuesta que nos lanza permanentemente la salud comunitaria. La noticia de hoy nos confirma de alguna manera la intuición de que el "ruido excesivo no puede ser bueno" y nos invita a replantear nuestro hábitat de vida, dado que el lugar donde residimos es responsable de añadir o quitar años a nuestra vida.