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"Hay tendencia a que los problemas de uno se los resuelva otro." Entrevista a Luis Chiozza
Publicado el 31 marzo 2011 por LilikMédico y psicoanalista, se especializa en el análisis complejo de lo orgánico y lo emocional. "El cuerpo enfermo es igual que el alma enferma", afirma.
-Sus libros, algunos escritos hace más de veinte años, no sólo están vigentes sino que además resultan novedosos dos décadas después.
-Sucede que las generaciones, decía Ortega y Gasset, cambian cada 15 años. Pero las cosas que estamos viendo en esta época no son cambios generacionales, son mucho más importantes. En toda la historia de la humanidad sólo está el precedente de cuando el hombre pasó del pensamiento mágico al lógico, que llevó centurias y culminó en el Renacimiento. En este momento estamos en la otra gran transformación. Los valores están todos en revisión. Estamos pasando del pensamiento racional a la comprensión de lo que todavía no tiene mucho nombre, algo que algunos llaman pensamiento arracional, relatividad, cuarta dimensión; ha cambiado totalmente la estructura de las ciencias, de las artes y de la cultura.
-A su vez esto genera confusión, ¿no?
-Sí, mucha confusión. Las épocas de cambios son así. Estamos en el ojo de la tormenta. La transformación empezó a principios de siglo con grandes cambios, no sólo en el psicoanálisis, también la física relativista, la física cuántica, los cambios en la biología, los avances tecnológicos; en la medicina se pasó de los fármacos químicos a los biológicos, el rayo láser... La transformación es enorme y marca un cambio muy importante, sobre todo en la valoración de cómo la emoción influye en el pensamiento. La psicología cognitiva, que empezó centrada en las estructuras de pensamiento, en los 70 comprendió la importancia de lo emocional. Actualmente, hasta en la neurología es fundamental el desarrollo emocional.
-La ciencia históricamente se resistió a esta teoría.
-Siempre se pensó que la emoción podía perturbar el pensamiento. Actualmente se comprende que la emoción tiene que ver con el significado, con la importancia de las cosas de la vida. Lo que nos importa, nos importa siempre por razones emocionales. De algún modo la emoción rige en nuestra vida más allá de lo que a primera vista parece. No sólo tiene que ver con muchas enfermedades del cuerpo sino que también tiene que ver con los valores. Al fin y al cabo, los valores dependen de las cosas a las que uno les da importancia. Los valores no son algo sofisticado que se agrega al pensamiento sino que nacen junto con la importancia de los afectos.
-¿Una de las cosas más complejas es lograr una configuración positiva o sana sobre lo que nos importa en medio de una sociedad que no posee valores unificados?
-Pasa que la ética es una estructura que surge cuando en una sociedad los valores son compartidos. Cuando hablo de crisis de valores no quiere decir que la gente individualmente no se rija por valores. Lo que pasa es que no hay consenso. Muchas veces, una cosa son los valores proclamados cuando uno habla y otra son los valores en los que uno cree, que no son siempre los mismos de los que uno dice. Todo esto está variando de una manera no claramente asumida porque todavía no se llegó a que esto se consolide en una ética compartida. Entonces se da lo que se denomina el relativismo moral.
-¿Podría citar un caso de relativismo moral?
-Por ejemplo, ¿está bien o mal traicionar a un amigo? Una cosa es decir tajantemente que está mal, como se hizo en una época; otra es el relativismo moral, donde se dice: "Hay que ver si es algo de fuerza mayor" o "Depende de la circunstancia". Entonces se empiezan a relativizar los juicios de valor, los cuales están perturbados. Esto explica, en parte, por qué está todo tan caótico.
-Parte de esa ambigüedad y confusión puede verse, por ejemplo, en las polémicas declaraciones de Diego Maradona. Para algunos fueron palabras adecuadas y las festejan mientras que a otros les resultan aberrantes.
-Sí. Además, el uso que se hace de lo que dice una figura pública también puede ser psicopático. Porque con la excusa de que se está hablando de Maradona se dicen un montón de cosas que aparentemente se critica pero al mismo tiempo se publica. Las mismas personas que critican a Maradona después utilizan los mismos términos que le critican a él. Con esto no me pongo ni a favor ni en contra de lo que dice Maradona, sino que quiero mostrar que es un situación compleja y caótica.
-Esta situación caótica, ¿afecta las decisiones personales cotidianas?
-El consenso está desorientado y esto se manifiesta también en las vidas personales porque, cuando una persona empieza con esta relatividad de los valores, ¿la infidelidad está bien o mal? Entonces se dice que se justifica dependiendo de tal o cual cosa. Es una situación muy compleja y que explica por qué razón hay tantas vidas en crisis.
-¿Influye el nivel de educación para sortear esta época?
-La educación cambia algo pero no tanto. El economista Carlo Cipolla escribió sobre la estupidez humana ("Allegro ma non tropo" se llama el libro) y muestra maneras de comportarse en todas las transacciones que hacemos los seres humanos entre nosotros: la del sujeto inescrupuloso que se beneficia perjudicando al otro miembro, la del que se beneficia y beneficia al otro miembro y la del que se perjudica y perjudica a la otra parte, que es lo que denomina estupidez. Señala que si se hace un relevamiento estadístico uno se da cuenta de que en una universidad el grado de estupidez no cambia según la altura intelectual de sus miembros; es decir, el grado es el mismo entre los directivos, los profesores, los alumnos y el personal administrativo.
-¿Cuál es su conclusión? ¿Por qué no depende del desarrollo intelectual?
-Porque depende del desarrollo emocional. Es muy interesante comprender que la madurez y el desarrollo no es sólo intelectual sino también emocional. Un sujeto no es adulto sólo porque piensa mejor sino también porque siente de manera más civilizada.
-¿Por qué cree que sigue habiendo cierta resistencia social sobre lo emocional?
-Forma parte de un conjunto de prejuicios que tienen que ver con la represión de los afectos por múltiples cuestiones. Unos afectos producen otros afectos. A veces, reconocer un afecto genera un afecto incómodo como puede ser la vergüenza. Para nuestras vidas diez años son un montón, pero los cambios se producen en siglos, no en décadas. Que una sociedad aprenda mecanismos de convivencia y evolucione requiere medio siglo.
-¿Qué piensa del concepto de felicidad?
-La felicidad es un dibujo ilusorio que se hace construyendo lo contrario del infortunio. La persona que sufre hambre no se va a olvidar de dibujar la felicidad con mucha comida. El bienestar es mucho más que la felicidad porque es algo que se asimila inmediatamente, se vive, se disfruta en silencio y ni siquiera se tiene del todo consciente.
-¿Existe una tendencia a unificar la ciencia y lo místico?
-Cuando el hombre salió del mundo de la magia para entrar en el de la lógica todo lo que no cabía en la lógica fue a parar a la religión. El conocimiento humano se dividió en la ciencia y en la mística. Ahora se han vuelto a unir para salir, aunque no sabemos bien hacia dónde. Muchos de los físicos más desarrollados se acercan a las teorías orientales y buscan comprender conocimientos importantes que están más allá de las ciencias y pertenecen a la religión. Esto no es casual.
-¿Por qué? ¿Qué piensa al respecto?
-Creo que es una transformación muy interesante que está ocurriendo pero no sabemos cuánto tiempo llevará. No sabemos hacia dónde vamos. Si seguimos bien y no nos pasa nada grave como les pasó a los dinosaurios, vamos a progresar. Si no se resuelve el tema del calentamiento del planeta, no vamos a poder vivir. Hay gente muy importante, como el científico James Lovelock, que explica lo difícil que es salir de los problemas que generan el calentamiento del planeta y otros conflictos.
-A grandes rasgos, ¿qué le parece que busca la gente?
-Creo que en este momento hay una gran apetencia de cosas más sólidas, de encontrar una vida más saludable. Todavía hay demasiada tendencia a que los problemas de uno se los resuelva otro. Es algo muy moderno echarle la culpa a otro de lo que a uno le pasa. Parte de la crisis actual se manifiesta mucho en la búsqueda de soluciones rápidas y fáciles que después no funcionan bien. Hasta los juguetes para los chicos se rompen a los dos días. Todo es rápido.
"Vivimos una época turbulenta"
Luis Chiozza (Buenos Aires, 1930), premio Konex en Psicoanálisis 1996, se graduó como médico en 1955, es director del Centro Weizsaecker de Consulta Médica y del Instituto de Docencia e Investigación de la Fundación que lleva su nombre. "Junto con todos los progresos apareció la comprensión de que el cuerpo enfermo es igual que el alma enferma, no se pueden separar. Nosotros estudiamos principalmente la relación entre las enfermedades y las crisis en la vida de una persona, lo cual está estrechamente relacionado con los valores", asegura el presidente honorario del Instituto di Ricerca Psicosomatica-Psicoanalitica Arminda Aberastury de Perugia, Italia. "Vivimos en una época muy turbulenta a nivel mundial, no cabe duda", señala quien fue miembro titular en función didáctica en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y titular de la cátedra de Psicofisiología de la Universidad del Salvador de Buenos Aires. Además, Chiozza fue miembro fundador del Centro de Investigación en Psicoanálisis y Medicina Psicosomática. "El libro ´La inteligencia emocional´, de Daniel Goleman, no ha sido el más profundo pero sí uno de los mejores en términos de divulgación y marcó la valoración de las emociones en el pensamiento", afirma Chiozza, quien ha publicado numerosos trabajos sobre los significados inconscientes de los trastornos orgánicos y sobre la técnica psicoanalítica en Argentina, España, Italia, Brasil y Estados Unidos. Entre sus libros más exitosos se destacan "¿Por qué enfermamos?", "Las cosas de la vida" y "¿Por qué nos equivocamos?". Chiozza estará a cargo de la conferencia de apertura del Congreso nacional sobre "Los significados inconscientes de las enfermedades orgánicas", que se realizará el 13 y el 14 de noviembre en el Sheraton de Buenos Aires.
JUAN IGNACIO PEREYRA
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rionegro