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Hay un país en el mundo - pedro mir

Publicado el 16 octubre 2013 por Guaridadelingeniero @gingeniero
HAY UN PAÍS EN EL MUNDO - PEDRO MIRHay
un país en el mundo
colocadoen el mismo trayecto del sol,Oriundo de la noche.Colocadoen un inverosímil archipiélagode azúcar y de alcohol.Sencillamenteliviano,como un ala de murciélagoapoyado en la brisa.Sencillamenteclaro,como el rastro del beso en las solterasantiguaso el día en los tejados.SencillamenteFrutal. Fluvial. Y material. Y sin embargosencillamente tórrido y pateadocomo una adolescente en las caderas.Sencillamente triste y oprimido.Sinceramente agreste y despoblado.  En verdad.Con dos millonessuma de la viday entre tantocuatro cordilleras cardinalesy una inmensa bahía y otra inmensa bahía,tres penínsulas con islas adyacentesy un asombro de ríos verticalesy tierra bajo los árboles y tierrabajo los ríos y en la falta del montey al pie de la colina y detrás del horizontey tierra desde el cantío de los gallosy tierra bajo el galope de los caballosy tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededory debajo de todas las huellas y en medio el amor.Entonceses lo que he declarado.Hay un país en el mundosencillamente agreste y despoblado.  Algún amor creeráque en este fluvial país en que la tierra brota,y se derrama y cruje como una vena rota,donde el día tiene su triunfo verdadero,irán los campesinos con asombro y aperoa cultivarcantando            su franja propietaria.Este amorquebrará su inocencia solitaria.Pero no.Y creeráque en medio de esta tierra recrecida,donde quiera, donde ruedan montañas por los vallescomo frescas monedas azules, donde duermeun bosque en cada flor y en cada flor de la vida,irán los campesinos por la loma dormidaa gozarforcejeandocon su propia cosecha.  Este amordoblará su luminosa flecha.Pero no.Y creeráque donde el viento asalta el íntimo terróny lo convierte en tropas de cumbres y praderas,donde cada colina parece un corazón,en cada campesino irán las primaverascantandoHAY UN PAÍS EN EL MUNDO - PEDRO MIRentre los surcossu propiedad.Este amoralcanzará su floreciente edad.Pero no.Hayun país en el mundodonde un campesino breveseco y agriomuere y muerdedescalzosu polvo derruido,y la tierra no alcanza para bronca muerte.¡Oídlo bien! No alcanza para quedar dormido.En un país pequeño y agredido. Sencillamente triste,triste y torvo, triste y acre. Ya lo dijesencillamente triste y oprimido.No es eso solamente.Faltan hombrespara tanta tierra. Es decir, faltan hombresque desnuden la virgen cordillera y la hagan madredespués de unas canciones.Madre de la hortaliza.Madre del pan. Madre del lienzo y del techo.Madre solícita y nocturna junto al lecho...Faltan hombres que arrodillen los árboles y entonceslos alcen contra el sol y la distancia.Contra las leyes de la gravedad.Y les saquen reposo, rebeldía y claridad.Y los hombres que se acuesten con la arcillay la dejen parida de paredes.Y los hombresque descifren los dioses de los ríosy los suban temblando entre las redes.Y hombres en la costa y en los fríosdesfiladerosy en toda desolación.Es decir, faltan hombres.Y falta una canción.  Procedente del fondo de la nochevengo a hablar de un país.Precisamentepobre de población.Pero            no es eso solamente.Natural de la noche soy producto de un viaje.Dadme tiempocorajepara hacer la canción.  Pulmón de nido nivel de lunasalud del oro guitarra abiertafinal de viaje donde una islalos campesinos no tienen tierra.  Decid al viento los apellidosde los ladrones y las cavernasy abrid los ojos donde un desastrelos campesinos no tienen tierra.El aire brusco de un breve puñoque se detiene junto a una piedraabre una herida donde unos ojoslos campesinos no tienen tierra.  Los que la roban no tienen ángelesno tiene órbita entre las piernasno tiene sexo donde una patrialos campesinos no tienen tierra.  No tienen paz entre las pestañasno tienen tierra no tienen tierra.  País inverosímil.    Donde la tierra brotay se derrama y cruje como una vena rota,donde alcanza la estatura del vértigo,donde las aves nadan o vuelan pero en el mediono hay más que tierra:los campesinos no tienen tierra.Y entonces¿de dónde ha salido esta canción?¿Cómo es posible?¿Quién dice que entre la finasalud del orolos campesinos no tienen tierra?Esa es otra canción. Escuchadla canción deliciosa de los ingenios de azúcary de alcohol.  Miro un brusco tropel de raílesson del ingeniosus soportes de verde aborigenson del ingenioy las mansas montañas de origenson del ingenioy la caña y la yerba y el mimbreson del ingenioy los muelles y el agua y el liquenson del ingenioy el camino y sus dos cicatricesson del ingenioy los pueblos pequeños y vírgenesson del ingenioy los brazos del hombre más simpleson del ingenioy sus venas de joven calibreson del ingenioy los guardias con voz de fusilesson del ingenioy las manchas del plomo en las inglesson del ingenioy la furia y el odio sin límitesson del ingenioy las leyes calladas y tristesson del ingenioy las culpas que no se redimenson del ingenioveinte veces lo digo y lo dijeson del ingenio“nuestros campos de gloria repiten”son del ingenioen la sombra del ancla persistenson del ingenioaunque arrojen la carga del crimenlejos del puertocon la sangre y el sudor y el salitreson del ingenio.  Y éste es el resultado.El día luminosoregresando a través de los cristalesdel azúcar, primero se encuentra al labrador.En seguida al leñero y al picadorde cañarodeado de sus hijos llenando la carreta.  Y al niño del guarapo y después al anciano serenocon el reloj, que lo mira con su muerte secreta,y a la joven temprana cosiéndose los párpadosen el saco cien mil y al rastro del salarioperdido entre las hojas del listero. Y al perfilsudoroso de los cargadores envueltos en su capade músculos morenos. Y al albañil celestecolocando en el cielo el último ladrillode la chimenea. Y al carpintero grisclavando el ataúd para la urgente muerte,cuando suena el silbato, blanco y definitivo,que el reposo contiene.  El día luminoso despierta en las espaldasde repente, corre entre los raíles,sube por las grúas, cae en los almacenes.En los patios, al pie de una lavandera,mojada en las canciones, cruje y rejuvenece.En las calles se queja en el pregón. Apenassu pie despunta desgarra los pesebres.Recorre las ciudades llenas de los abogadosque no son más que placas y silencio, a los poetasque no son más que nieblas y silencio y a los juecessilenciosos. Sube, salta, delira en las esquinasy el día luminoso se resuelve en un dólar inminente.¡Un dólar! He aquí el resultado. Un borbotón de sangre.Silenciosa, terminante. Sangre herida en el vientoSangre en el efectivo producto de amargura.Este es un país que no merece el nombre de país.Sino de tumba, féretro, hueco o sepultura.  Es cierto que lo beso y que me besay que su beso no sabe más que a sangre.Que día vendrá, oculto en la esperanza,con su canasta llena de iras implacablesy rostros contraídos y puños y puñales.Pero tened cuidado. No es justo que el castigocaiga sobre todos. Busquemos los culpables.Y entonces caiga el peso infinito de los pueblossobre los hombros de los culpables.  Y asípalor de lunapasajerosdespoblados y agrestes del rocío,van montañas y valles por el ríocamino de los puertos extranjeros.  Es verdad que en el tránsito del río,cordilleras de miel, desfiladerosde azúcar y cristales marinerosdisfrutan de un metálico albedrío,y que al pie del esfuerzo solidarioaparece el instinto proletario.Pero ebrio de orégano y de anísy mártir de los tórridos paisajeshay un hombre de pie en los engranajes.Desterrado en su tierra. Y un paísen el mundo,fragante,colocadoen el mismo trayecto de la guerra.Traficante de tierras y sin tierra.Material. Matinal. Y desterrado.  Y así no puede ser. Desde la sierraprocederá un rumor iluminadoprobablemente ronco y derramado.Probablemente en busca de la tierra.Traspasará los campos y el celeste  dominio desde el este hasta el oesteconmoviendo la última raízy sacando los héroes de la tumbahabrá sangre de nuevo en el paíshabrá sangre de nuevo en el país.  Y esta es mi última palabra.Quierooírla. Quiero verla en cada puertade religión, donde una mano abiertasolicita un milagro del estero.Quiero ver su amargura necesariadonde el hombre y la res y el surco duermeny adelgazan los sueños en el germende quietud que eterniza la plegaria.  Donde un ángel respira.Donde ardeuna suplica pálida y secretay siguiendo el carril de la carretaun boyero se extingue con la tarde.Después  No quiero más que paz.Un nido  de constructiva paz en cada palmaY quizás a propósito del almael enjambre de besosy el olvido. 

Pedro Mir - (1913-2000)Guarida del Ingeniero

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