Hace unos días empezamos la primavera. Cambiamos de de estación y de labores. Cada una de las estaciones tiene sus ritmos, tienen sus tiempos. Hoy, bueno creo que siempre, uno de los valores mas importantes, una de las destrezas que definen el buen hacer es el dominio del tiempo, la administración, la gestión del tiempo que algunos dicen.
Y es que el tiempo se nos escurre de las manos. Muchas veces, no importa en cual faceta, es el tiempo, el momento en el que se hacen las cosas, la razón del fracaso o éxito. Cualquier iniciativa, cualquier proyecto puede morir en manos del tiempo; bien porque se anticipa, bien porque se retrasa, no encontrar el momento oportuno significara seguro, que no se cristalice, que no se consolide, que en definitiva no triunfe.
Al igual que las estaciones, en la vida hay un tiempo para cada cosa. Hay un momento de siembra, hay un momento de abono, y hay un momento para la recolección. Alterar el orden significara que al final nos quedemos sin cosecha.
En la vida social ocurre igual, hay un momento de debatir, hay un momento de confrontar proyectos y dar argumentos. ¡Hay de aquellos que no respeten los tiempos, porque estarán cavando su propia tumba!
Ya llegó el momento de cambio de estación, cualquier actividad que no pase por tensar los machos y mirar hacia delante con el único objetivo de servicio a la sociedad y ganar las elecciones seria ayudar a perderlas.
Las estaciones seguirán cambiando en las fechas previstas y llegara la hora que el mal agricultor, aunque sea el capataz del campo, deberán responder. Hoy lo que toca es conseguir la mejor cosecha.