
Hay una diferencia muy grande entre una persona positiva y caer en la neblina del positivismo delirante. Querer no es poder, si no, es como si quisiéramos invadir con nuestro deseo la realidad sin tener en cuenta el principio de realidad. O, como no se soporta o tolera la realidad, generar una realidad propia.
Son discursos motivacionales donde uno mismo se engaña. Hay una complejidad en nuestro ser, donde no siempre remamos a nuestro favor, donde hay contradicciones, donde cada un@ estamos atravesados por nuestra historia subjetiva de deseos personal, nuestros procesos inconscientes, que se reflejan en cómo vivimos, en las elecciones que hacemos, cómo toleramos los cambios, cómo sustituimos, trabajamos en nuestra realidad, nos posicionamos en el mundo, en lo que nos toca a cada uno dentro de nuestra pequeña parcela. Mucha ambición y poca capacidad de trabajo enferma nos decía el doctor Menassa. Ahora bien, también vemos que muchas veces hay trabajo y esfuerzo pero no hay respuestas según lo esperado o lo idealizado. Estamos en un mundo donde nos necesitamos los unos a los otros, donde a veces se puede caer en el brillo de una lentejuela, que no es más que el reflejo de nuestro narcisismo. Podemos caer en dejarnos usar por cierta corriente del sistema que no le interesa que pensemos, que despertemos, que hablemos, que miremos a nuestros semejantes, que trabajemos por una ética humana. El precio es distinto al valor, al intercambio. Buscar dueños que soporten nuestra incertidumbre es vendernos a cualquier cosa, y ya sabemos lo que pasa....la corriente nos lleva y nos aplasta según el viento que toque. Acompañarnos en la vida, con nuestros compañeros de viaje, maestros que nos muestran luces en el valor humano, en el trabajo, la salud, donde lo justo es construir un espacio donde además de mí haya otras personas, que puedan disponer de oportunidades, seguir trabajando por nuestros derechos y de los que vienen... Vendo mi trabajo, mis servicios, pero no me vendo y para ello, es importante construir fuertemente nuestros pilares, nuestro pensamiento, psicoanalizar las contradicciones, eso de cada uno que, como la inercia, tiende a ponerse en ese lugar ensimismado del principio del placer. Repetir frases sin sentido es engañarse de nuevo. Nuestros deseos y cómo pensamos se muestran en nuestro vivir. Laura López, Psicóloga-Psicoanalistaen formación con Grupo Cero #psicoanalisis #psicoanalista #eldivandelaura www.lauralopezgarcia.com
