Revista Medio Ambiente
Después de casi un mes encerrado en casa trabajando delante de la pantalla del ordenador, el cuerpo me pedía salir y desconectar. Hay veces, muchas, que necesito escaparme a la mar, escuchar el ruido de las olas y oler el salitre. Pero en esta época del año, durante unas pocas semanas, cuando el bosque se viste de otoño, no hay mejor lugar para perderse que un hayedo en la montaña.
Los hayedos son bosques limpios, casi como jardines ingleses. Al contrario que los robledales, en los hayedos apenas hay sotobosque, la disposición de las hojas y las ramas de las hayas apenas deja pasar la luz y son pocas las plantas que soportan esas condiciones de umbría durante gran parte del año.
Dentro de un par de semanas, los hayedos perderán su disfraz rojo y verde y se quedarán desnudos, pero solo será por un breve tiempo, hasta que la nieve los cubra de blanco hasta que llegue la próxima primavera y vuelvan a despertar de nuevo.