La reina Rania de Jordania ha publicado un libro infantil. Dos niñas se enfrentan por los ingredientes de sus sandwiches: una, muy americana ella, quiere manteca de cacahuete y mermelada y la otra, pan árabe y humus. Después de una gran pelea, ambas comprenden que estaban juzgando a su amiga según lo que come durante el almuerzo, símbolo de las diferencias culturales, y todo acaba felizmente en una fiesta de intercambio de comida.
El mensaje es claro: tolerancia, apertura hacia el otro, lo bonito de la diversidad cultural, no prejuzgar a la gente por sus costumbres o su procedencia… Todo precioso. Pero la fantástica, superelegante, derrochadora y buena para todo Rania no ha sido capaz de practicar con el ejemplo, y ha vetado la traducción del libro al hebreo, solicitada por varias editoriales israelíes. Así, los niños de ese país no podrán conocer tan sabias enseñanzas.