En las cuatro ciudades que he visitado esta semana (Madrid, Barcelona, Bilbao y Palma de Mallorca) no se hablaba de otra cosa: la corrupción. Sorprende sobremanera la terrible codicia de muchos de nuestros representantes públicos que con la vida más o menos resulta se lanzan por la empinada cuesta de la codicia hasta llegar a delinquir arruinando su vida y la de sus familias.
Siempre he pensado, que durante muchos años, convertimos a los políticos en dioses. Ellos marcaban la agenda de los actos, ocupaban los lugares preferentes, decidían incluso sobre nuestra libertad... Cuando en realidad deberían ser servidores. La humildad desapareció de su diccionario, y el orgullo ocupó ese vacío.
Tres hombres se perdieron en la montaña. Vagaron durante días y sólo encontraron una manzana como alimento. Casi desfallecidos por el hambre mientras discutían como repartir la fruta se les apareció Dios y les dijo:
- Voy a probar vuestra sabiduría. Si sois lo suficientemente sabios, os salvaré. A ver. Tenéis problemas con la comida ¿verdad?. ¿Qué podría hacer por vosotros para que todos os alimentéis?
El primer hombre dijo:
- Señor, es muy sencillo. Con tu poder, puedes hacer que aparezca más comida.
Dios le contestó que esa no era una sabia respuesta, pues no se le puede pedir a Él que mágicamente se solucionen nuestros problemas, sino que debemos ser nosotros los que trabajemos en esa solución con los medios con los que disponemos.
El segundo hombre dijo:
- Señor, haz que la manzana crezca para que sea suficiente para alimentar a los tres.
A lo que Dios contestó que la solución nunca puede ser la multiplicación de lo que se tiene, porque el ser humano nunca queda satisfecho y por tanto nunca sería suficiente.
El tercer hombre dijo:
- Entonces Señor, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la manzana sea suficiente para los tres.
- Has contestado sabiamente, porque cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece, entonces, y sólo entonces verá la prosperidad.
Y no sólo nuestros políticos deberían hacerse más pequeños. ¿Por qué no piensas en los momentos, en que esta semana, has molestado a alguien al dejarte llevar por el orgullo, para no volver a repetirlos?