Revista Religión
El Espíritu Santo nos da el secreto de aprender cómo vivir cuando la vida nos da menos de lo que queremos; cuando no tenemos los recursos que pensábamos que deberíamos tener; cuando nuestros sueños no se han hecho realidad.
Pablo estaba diciendo: “No sólo sé que puedo soportar todas las cosas, sino que tengo un secreto y este secreto es que puedo vivir plenamente en los tiempos de abundancia, así como en los tiempos de hambre”.
¿Cuántos de ustedes saben que a veces necesitamos entender el secreto de la abundancia más que el secreto del hambre? Cuando vives en abundancia, es muy fácil perder de vista tu necesidad de Dios. Si estás apenas viviendo con un sustento diario, te vuelves alguien muy dependiente del Espíritu Santo. Realmente estás orando.
A menudo pensamos que la parte difícil para Pablo fue aprender a vivir en la necesidad. No, creo que la parte difícil para Pablo fue aprender a vivir cuando tenía abundancia y creo que lo mismo puede ser cierto para nosotros.
Pero aquí hay una preciosa promesa que supera todo nuestro entendimiento. La promesa de que podemos hacer todas las cosas a través de Cristo y cada necesidad puede ser saciada.
Esta promesa adicional está en el versículo 19, donde leemos: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria” (Filipenses 4:19).
Una vez más, esto está en el contexto de decir: “Estoy aprendiendo cómo ser humillado. Estoy aprendiendo a ir sin nada e incluso en medio de ello, sé que Dios va a suplir todo lo que me falta”. No dice quiero. No dice ambiciono. Ni siquiera dice deseo. Dice: “Dios suplirá todo lo me falta”.
Fuente: Blog de David Wilkenson, Fallecido
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