Sigue…
Y verás que este mundo no está hecho de buenos y malos, sino de personas que llegan antes o después a ser ellos mismos. Y quizás tú has llegado antes que quien ahora te da miedo. O después… y verás que es un simple compañero en esta vida, en la que todos día a día aprendemos. Y dejarás de juzgar, de sentirte sólo aunque estés acompañado, de siempre sentirte acompañado, aunque estés sólo. Porque a los demás te une el corazón, ni más ni menos. Unos abiertos con amor y otros cerrados, por miedo. Pero antes o después, en el preciso momento, te encontrarás con todos ellos y compartirás sin saberlo lo mejor de ti mismo y tu vida entera.
Lástima o qué fortuna que para aprender esto sea necesario vivir lo suficiente y aprender de ello. Lástima o qué fortuna esos ensayos prueba-error que con diferentes personas tuviste que vivir y compartir, para ahora darte cuenta de que todas y cada una de esas personas de tu vida pasada te dio siempre lo que supo o pudo darte, sin más. Amor disfrazado de odio o de miedo, miedo disfrazado de amor imperfecto, de indiferencia o simplemente de doloroso silencio.
Quizás sea mi intuición -a la que cada día más hago caso- o, simplemente, sea un talento que al fin utilicé. No lo sé! Pero esa intuición me permite ver las cosas con una visión muy clara y encontrar a todo lo que pasa en mi vida su profundo sentido. Alguien me dijo hace un tiempo que tengo el don de llegar al alma de las personas, incluso antes de que éstas lo hagan, por sí mismas. Tal vez ahora estoy apenas aprendiendo a utilizar este don a favor mío y nunca en contra de los demás, como muchas veces hice antes, sin saberlo! Y es que la verdad es lo que ve mi corazón a través de la intuición… pero no siempre estamos preparados para aceptarla tal cual es, tal como llega…
Seguirá…
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