¡Tres veces!
El pasado sábado 12 de noviembre asistí al seminario de firewalk impartido por el coach Ferran Camps y su equipo.
Quiero contaros cómo fue mi experiencia. Para cada persona que estuvo allí seguramente fue diferente. Según el momento en que estés y cómo tú estés, la vivencia y el aprendizaje van a ser distintos. Aprendes lo que necesitas aprender en ese momento. El aprendizaje llega cuando estás preparado para recibirlo, yo casi diría, cuando estás esperándolo. Como dice el proverbio: “El maestro llega cuando el alumno está preparado”.
El firewalk es una técnica muy potente. Las brasas son una metáfora de los obstáculos y limitaciones, externos o internos, reales o mentales. La forma como te enfrentas al reto de las brasas es la forma con la que te enfrentas a los retos de tu vida. Y lo que aprendas realizando esta técnica podrás aplicarlo también luego en otros ámbitos de tu vida. Porque, como dice T. Harv Eker, “de la misma forma que haces una cosa, lo haces todo”.
Mi aprendizaje en esta ocasión, al cruzar las brasas, ha sido que para alcanzar el objetivo debo mantener mi mirada, mi atención, en el objetivo. Si miramos los obstáculos, nuestra atención va hacia los obstáculos y acabaremos yendo directos hacia ellos. Está bien ver los obstáculos, para identificarlos, saber que están ahí y desarrollar recursos para superarlos. Pero, al avanzar, nuestra atención debe estar en el objetivo.
Pasé tres veces por el lecho de brasas ardiendo. Cada uno tiene su proceso y yo necesité repetirlo varias veces para ser consciente de que lo había hecho, de que puedo hacerlo. El “subidón” fue tan grande la primera vez que me pareció como en un sueño. Y para no tener dudas de que lo podía hacer quise repetirlo dos veces más. Y porque ya se terminó, que si no ¡yo habría pasado unas cuantas veces más! Quería decirle a mi mente “¡Entérate! ¡Lo puedo hacer! ¡Lo he hecho!”.
EL TRUCO PARA NO QUEMARSE
El “truco” para cruzar las brasas sin quemarse es centrar nuestra atención en el punto después de llegar, visualizar nuestro objetivo. Centrar nuestra energía y avanzar con decisión, con pasos firmes, con seguridad, con nuestra mente en la meta. Nuestra mente debe estar ocupada en caminar y llegar, y no en si me voy a quemar, en si falta mucho o en si voy a resbalar. Todos estos pensamientos hacen que te fijes en los obstáculos, te hacen perder fuerza y concentración en lo que realmente quieres.
Siento decepcionaros si esperabais algún truco del tipo “ponerse protección en las plantas de los pies” o “pasar muy rápido”. No hay ningún truco. Simplemente hay que creer que se puede hacer, pensar “sé que yo lo puedo hacer”. Y eso lo cambia todo, porque si sabes que lo puedes hacer, lo harás y punto. Y una vez tienes esto claro, se derriban muchas limitaciones internas. Si has sido capaz de cruzar las brasas, ¿qué más serás capaz de conseguir en tu vida?
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