Es un día cualquiera, son las 11 de la mañana y me despierto sobresaltado...miro el reloj, pienso en si hoy trabajaba y trato de recordar...¿he ido hoy a trabajar? Es la pesadilla de todo el que tiene un trabajo a turnos y con horarios de locos...
A duras penas tratas de recordar qué es lo que has hecho en ese día y poco a poco recuperas la conciencia situacional...vuelves a la normalidad después del susto. Y es que es muy fácil apagar la alarma y quedarse dormido cuando la alarma suena sobre las 4 de la madrugada y unas 4 horas después de que te acostases, y eso en el mejor de los casos.
El trabajo a turnos es especialmente complicado, en mi actual empresa hay turnos de dos horas, pueden ser de mañana, de tarde o de noche, no hay un orden lógico igual es de madrugue, que de noche, no siempre son los mismos y eso dificilta aún más todo. El cuerpo no logra coger un hábito de descanso. A la hora a la que debería estar dormido un día es a la hora a la que salgo de trabajar otro.
Poco a poco el cuerpo se resiente, duermes no más de 5 horas seguidas y el cansancio es constante. Con la llegada del frío y el viento es un ingrediente más que nos lleva casi de modo irremediable a ponernos enfermos. Pasar de 25 grados en la puerta de embarque a 1 grado en la pista y con viento es algo a lo que no logro ni lograré acostumbrarme. Los dedos se congelan y apenas puedes escribir.
Al final muchas de las cosas que haces acaban siendo casi mecánicas y tu mente ni repara en ellas, por eso muchas veces se nos olvida si hemos trabajado o no.
Afortunadamente hasta la fecha no he faltado al trabajo ni me he quedado dormido. Pero las probabilidades en un trabajo así son altas. Luchas cada día para vencer al despertador y coger el coche a la hora a la que hay muchos que aún siguen de fiesta...pero ese es mi trabajo y es lo que he decidido hacer.
Y con esto os dejo...es mi hora de dormir tras el madrugue...zzzzzz
Buenos vuelos zzzzZZZZZZZZZZZZZZZzzzzzzZZZZZZZ