Revista Cultura y Ocio
MI vida sin Julio Verne SONIA FIDES
Editorial con carrito, 2013
La poeta Sonia Fides, nos presenta su último libro de poemas Mi vida sin Julio Verne, en él proyecta un presente cargado emocionalmente con heridas del pasado. Donde los insomnios se repiten hasta dejarnos exhaustos, sin poder contestar a tantas preguntas, sin poder esclarecer la muerte y lo que conduce a ella. Todo decepciona porque hay una verdad suspendida rascando el corazón, una verdad de hierro que deja las cosas en su lugar. Pensamientos grises de fantasmas que persiguen y de los que no puedes huir porque siempre te encuentran. Ayer lo marca todo, tiene un ‘sello/herida’ que termina conduciéndote a una convalecencia interior perenne, donde reina la indiferencia como valor ideal para sobrevivir en el presente y que te mete en un futuro donde no hay nada claro, ni justo, ni siquiera expectante, una especie de futuro sin futuro porque la mínima esperanza acaba en decepción, donde la persona se hace grande como un objeto para entretener a la muerte. Tampoco hay un futuro en las palabras que mueren sin significado, sin encontrarlo. Hay un dolor en lo que se ha ido sin sentir que fue bueno en lo que persiste, en lo que vendrá. Hay días cárcel, cuerpos somnolientos, cuerpos sucios, cuerpos que desafían y se aflojan, cuerpos carne, cuerpos muñecos de papel, cuerpos luna, cuerpos inútiles, quietos, muertos, hay días y días y días. Pero sobre todo hay un otoño permanente que se instala en la vida, con un frío intenso y un sabor ácido. Es un esperar para terminar de morir: Todos los días se amanece sobre una ‘tumba blanda’, ‘todo es un extenso espejismo’ en el que ‘muchos creen que tenemos futuro’, ‘dentro de mí/ la soledad’. La verdad nos hiere y a veces nos planta en el espejo lo que somos, lo que no queremos ver y nos venda los ojos. En contra punto, la ternura de la noche: La noche salva, nos mantiene ocultos y nos permite tener lejos todo aquello que puede arañar, y sin embargo también la noche es la pecera que te puede ahogar. La única forma de seguir viviendo es centrar el objetivo en que un día sea igual al otro para sostenernos.
Altamente recomendable la lectura del libro.
Os dejo un poema:
Nada se consigue con cambiar de ciudad, ahora lo sé, ahora que viajo en un coche con cristales tintados y un chófer que se emplea a fondo para hablar mi idioma. Debería darle las gracias, pero la tristeza me ha convertido en una persona muda, casi sorda, en un buen molde para una futura estatua. En cambio el cielo, sí está de mi parte, amenaza lluvia, quiere que expurgue mis pecados, pero la lluvia es tan fina que acabará convertida en un ineficaz castigo. Lo que necesitaría es que cayera un diluvio y extinguirme. Sin embargo ni siquiera los cobardes escogen su fin, todos sabemos desde donde llega nuestra pena de muerte.
María Jesús Silva