Editorial Alfaguara, 2015
Rondó para Beverly, es una elegía en forma de carta, la escribe John Berger junto a su hijo Yves, después de que ella hubiera fallecido en julio de 2013. La carta comienza un mes después de la muerte de Beverly mientras escuchaba un rondó de Beethoven, y ella vuelve, John, siente que vuelve en esa música y los recuerdos y la casi toda vida juntos comienza a escribirse. El rondó es una forma musical que se basa en la repetición y así es como en 50 páginas se muestran una y otra vez estas cartas, pensamientos, retratos, fotografías, cuadros que su hijo ha pintado. La repetición una y otra vez del recuerdo de Beverly, de su fuerza en los últimos días de vida. Este rondó es un símbolo en el que se apoya una y otra vez para superar su ausencia, es la música del duelo de casi cuarenta años juntos, esos recuerdos que sorprenden por pequeños y maravillosos, como cuando recuerda que ella era "un paquete silencioso" en sus viajes porque apenas hablaba, o como él la secaba el pelo después del baño: Nos sosteníamos el uno al otro con todas nuestras fuerzas.
También el hijo de ambos Yves, escribe a la madre, la retrata, la reclama y la encuentra en los días buenos: Mamá, estoy a punto de inaugurar mi primera exposición en Londres. Cuánto te echo de menos. Sé lo contenta que estarías.
Breve y grande este libro. Magnífico. Altamente recomendable.
Convertías todo lo que podías en un vehículo del Devenir. Por eso el azul del techo de nuestro dormitorio en la parte superior del granero era tan apropiado. Sus tablas ya estaban pintadas de azul cuando nos trasladamos hace cuarenta años. Azul cielo. Puede que escogieran ese color porque resulta disuasorio para las moscas, y el establo de las vacas estaba inmediatamente debajo de la habitación. Cuando nos despertábamos por las mañanas contemplábamos este azul como si fuera el rostro del día mirándonos de frente. Un espacio que nos invita a entrar.