Revista Infancia
Eso es lo que pregunto en el extenso artículo que han tenido a bien publicar en La Vanguardia de ayer. Creo que nunca, hasta ahora, se había planteado públicamente el drama de los niños, jóvenes y adultos que mojan la cama por la noche con el rigor que caracteriza a la periodista que escribe sobre temas científicos.
Gracias a Ana MacPherson he llegado a puerto; por fin algo se empieza a mover en ente triste mundo de frustraciones ocultas por un hecho fisiológico que se retrasa más de lo normal y, además, tenemos armas para resolverlo mucho antes. Si ha servido para destruir un poco "la terrible ley del silencio" que envuelve a los afectados, he cumplido, en parte, mi misión.
Sin embargo, no serviría de nada si me parara aquí; debo continuar hasta conseguir que llegue un primaveral día en el que en los colegios los profesores puedan decir en voz bien alta ante todos sus alumnos: "De los que van a colonias ¿quién se hace pipí por la noche? y se levanten tranquilamente varias manos, los compañeros no se rían y les parezca algo natural. Otra frase maravillosa sería: "Sí, iré a dormir a tu casa pero ya sabes que por la noche todavía no controlo mi vejiga" y la respuesta fuera: "No problem, tendremos la cama preparada".
Tarde o temprano ese día llegará.