Persona non grata, un día abandoné Praga y viajé a Francia dispuesto a experimentar la tristeza del exilio. En lugar de eso, encontré un país que me hizo feliz. Bohemia es lo que me estaba destinado: mis raíces, mi educación. Francia es lo que elegí: es mi libertad, es mi amor. Desde hace siete años, podría volver a vivir donde nací. Si la vida humana durara doscientos años, sin duda intentaría repartir mi vida entre estos dos países.
Pero la vida es corta y he preferido mi libertad a mis raíces. Aunque ahora sólo escribo en francés, eso no significa que el francés haya sustituido a mi lengua materna. Mi lengua materna es insustituible: sale de mi boca con facilidad, antes de que empiece a pensar. En francés, cada frase es una búsqueda, una conquista, todo es consciente, nada se da por sentado, mil veces sopeso cada palabra, todo es una aventura, todo es una apuesta. El checo me grita: ¡Vuelve a casa, bribón! Pero no obedezco. Quiero quedarme con la lengua de la que estoy tan locamente enamorado.
Milan Kundera
«Français dans le texte»
Revue Télérama n° 2454, Janvier 1997>
Traducción: KNB
Foto: Milan Kundera