He recibido la llamada de Jesús.

"Hola, buenos días. Mi nombre es Jesús y le llamo para ofrecerle un seguro de vida".

Eso es lo que me ha dicho el señor, así de primeras. Yo pensaba que lo de la vida eterna era otra cosa, y que no había que firmar ningún contrato ni nada. Pero no. ¡Y tampoco es gratis, oye! Inocente de mí.

Pero bueno, no me ha pillado muy católico y le he dicho que no. Tres veces, que el señor, si algo tiene, es persistencia. Con lo del seguro de vida eterna me ofrecía un seguro dental gratis, que la verdad sea dicha no está mal pensado porque ¿qué coño vas a hacer toda una vida eterna sin piños? Muy tentador, pero me he resistido también a esa oferta.

Creo que me ha cogido cariño, porque ha dicho que el año que viene me hará una nueva llamada para ver si cedo a sus encantos. No sé, igual ha sido mi nombre, José, que le ha recordado a alguien que le cae bien. O mi voz. Quizá le ha gustado mi voz. ¿Te imaginas que Jesús me llama para escuchar mi voz?

Ah, y para quien quiera saberlo, y yo lo sé porque me lo ha dicho él mismo, resulta que el tío en realidad es de Málaga. No se lo he preguntado, pero seguro que le va más una buena Cruzcampo que ese vino rancio. Igual se lo pregunto el año que viene, cuando vuelva a llamarme. Espero que para entonces siga trabajando ahí, que últimamente hay muchas empresas que sacrifican a sus mejores trabajadores.

Hasta pronto, Jesús.

Amén.

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