Ayer fui al teatro a ver "Un tranvía llamado deseo". La representan en el Español, en la plaza de Santa Ana. Fui paseando para aprovechar el magnífico día. Atravesé por Lavapiés para salir a la parte baja de la calle Atocha, justo a la altura del Colegio de Médicos. Y allí los vi. Tenían cortada la calle con media docena de furgones y una masa de hombres de azul con cascos formaba una barrera infranqueable en el acceso a la glorieta de Carlos V (Atocha). La calle estaba desierta. Dos centenares de metros más arriba se repetía el mismo operativo. Un helicóptero sobrevolaba la zona. Los hombres de Rubalcaba tenían miedo. Lo he visto en su desmesurado despliegue. Tienen miedo a los jóvenes sin futuro, que habían convocado una concentración en la plaza de Antón Martín. Probablemente había más policía que manifestantes. Una vez más me arrepentí de haberme dejado en casa la cámara de fotos.
Callejeé por el barrio de las Letras, que mantenía su pulso habitual, inalterado, y desemboqué en la plaza de Santa Ana por la calle del Prado. Las terrazas estaban atestadas de gente ajena a la concentración, convocada a través de Twitter.Cuando salí del teatro, casi a las once de la noche (la obra dura tres horas), la calle estaba en calma. Solo vi a un par de chicas con un cartelón y una pancarta abandonada en el asiento de una marquesina de autobús. Decía así: "Violencia es pagar 600 euros".Al llegar a casa me conecté a internet para saber qué había ocurrido. Entonces me tropecé con que determinados medios, sin el menor rubor, calificaban de generación ni-ni a los jóvenes que se echaron a la calle para protestar por su falta de futuro, alineándose así con quienes los violentan cada día.
No los dejan trabajar, ni realizarse y además les molesta que protesten. Les fastidia que abandonen sus adicciones entontecedoras habituales (consolas, internet, ipod, ipad, blackberry, culebrones, teleseries, realties de la víscera, fútbol y hasta las redes sociales que, con su doble cara, de vez en cuando sirven también para soltar un buen latigazo) para protestar por el paro, la carestía de la vida, la privatización de la sanidad y la educación, la corrupción asfixiante de los politicos, los banqueros avarientos, las administraciones que gastan en memeces, los aeropuertos sin aviones, los sindicatos vendidos, los concejales comprados, la sinvergonzonería de los eurodiputados, la falta de ideas de los partidos tradicionales, los medios de comunicación mentirosos y manipuladores... Lo de ayer fue un buen comienzo, algo que debería repetirse cada semana porque motivos hay de sobra y culminar el día 22 de mayo con una rechazo masivo a las urnas. A ver si se enteran de que sobran y de que el futuro es de estos ni-ni (ni partidos ni golfos)Perdonen por ponerles este vídeo que no tiene nada que ver con la manifestación de ayer, pero creo que viene al caso. O al menos a mí me lo parece.