Érase una vez una hermosa ciudad que consiguió los Juegos Olímpicos en 1992, gracias al ingenio del recientemente fallecido J.A. Samaranch, alabado por unos y vilipendiado por otros. BarCeloNa saltó al mundo y desde entonces ya tiene un punto de referencia conocido en el globo terráqueo.
Para mí Barcelona tiene una calle emblemática, La Rambla, degradada por el paso del tiempo y la desidia municipal y una calle curiosa, la Diagonal, lea más larga (11km) que la divide en dos y la atraviesa de parte a parte. Por desgracia, en Catalunya, uno de sus mayores males ha sido que en la misma plaza -San Jaume- conviven el Gobierno de la Generalitat y el Ayuntamiento frente a frente y sólo separados por unos cientos de metros. Jamás se han entendido y, por luchas estériles, Barcelona ha perdido fuelle económico y turístico. Tenemos un alcalde, Sr Hereu, y un Gobierno Tripartito que han sido el hazmerreir del resto de España.
Ante la alarmante degradación de Barcelona y la pérdida de su popularidad el Sr. Hereu va lanzando ideas sin ton ni son (como un "pájaro" que anda suelto por la Moncloa) con tal de arañar votos para las próximas elecciones y la última, más peregrina, en hacer una reforma "a la totalidad" de la Diagonal. Para darle más bombo y platillo ha hecho una consulta popular, no vinculante, para que la ciudadanía pueda escoger una de las dos variantes que ha presentado. No quiero cansarles; en épocas de crisis es cuando se han emprendido logros nuevos que mejoren o proyecten las grandes ciudades. Esta reforma, con nuestro país en la bancarrota, parece una idea delirante aunque detrás se deben esconder unos intereses económicos fabulosos.
Me alegro de que el inteligente fotógrafo Paco Elvira haya votado como yo. La hermosa foto que ven es suya.