Adaptación de la novela superventas de John Green ("Bajo la misma estrella"), CIUDADES DE PAPEL narra una historia del final de la adolescencia centrada en Quentin y en su enigmática vecina Margo, a la que le gustan tanto los misterios que se convierte en uno. Después de embarcarlo en una aventura que dura toda la noche y en la que recorren su ciudad natal, Margo desaparece repentinamente, dejando unas enigmáticas pistas que Quentin ha de descifrar. La búsqueda lleva a Quentin y a sus ingeniosos amigos a una desternillante aventura, divertida y conmovedora a partes iguales. En última instancia, para encontrar a Margo, Quentin debe lograr una comprensión más profunda de la verdadera amistad y del verdadero amor.
Hace años que dejé de ser un adolescente. El instituto es un vago recuerdo de clases en las que apenas atendía a los diversos profesores, hablaba mucho, puntuaba a las chicas con los amigos e intentaba acercarme lo más posible a todas ellas para terminar no acabando con ninguna… quizá por eso no tenía demasiado entusiasmo por ver una película dirigida, sin ninguna duda, a un público específico, basada además en una novela juvenil de bastante éxito de John Green, un autor que suele enganchar muy bien con los jóvenes y que ya dejó otra perla juvenil de gran éxito, “Bajo la misma estrella”, con un fondo mucho más triste y melancólico que en esta ocasión (al menos en lo que yo he visto en la película, tengo que admitir que no he leído el libro, aunque no me importaría).
Como os digo no me llamaba demasiado, pero como mantengo la máxima de que los adultos tenemos que leer (y ver) mucho infantil y mucho juvenil y aunque esta película iba destinada a otro de los programas de la casa… la vi el otro día y tengo que reconocer que me ha encantado. Me esperaba algo más profundo, mucho de intenso y algo de ñoño y me he encontrado con personajes muy similares a los que te encuentras en la realidad (supongo que trasladados a la realidad norteamericana, donde nos lleva la película, aunque en esto ya apenas hay diferencias), conversaciones que parecían en algunos casos sacadas de mi grupo adolescente y búsquedas imposibles de esas que todos hemos pretendido en algún momento y que pocos hemos alcanzado. Y en medio de todo una locura romántica nacida de un amor infantil largamente madurado pero nunca correspondido. Y la verdad, os lo tengo que decir, me lo pasé muy bien viéndola.
Me llevé de este visionado el regusto de recordar algunas aventuras personales (todas alocadas y lejanas a las que viven los protagonistas de esta historia, pero sí trasladables en cierto punto), el sabor de la nostalgia por aquel tiempo que no apreciabas cuando lo tenías y que ya no puedes disfrutar, esos amigos que parecían innegociables aunque hablasen de la madre de uno en términos poco honorables pero que siempre te provocaban alguna sonrisa y más de un cabreo… no sé, ese tipo de cosas que aquellos que vean esta película en la edad oportuna estarán viviendo ahora mismo.
Me ha gustado que tiene un punto de ternura y de nostalgia, pero huye de lo fácil y de lo tierno en exceso. Es gamberra cuando debe (la noche entre Margo, interpretada por Cara Delevigne y el buenazo de Quentin, a quien pone cara Nat Wolff, es una noche que muchos habríamos pagado por vivir, aunque parezca lo más alejado de la realidad de toda la película. Ojo, siendo posible en cada uno de sus puntos) y tranquila cuando lo merece. Un verdadero canto al amor y a la amistad sin meterse en ñoñerías (y os lo dice un ñoño habitual) y con el toque aventurero y cómico justo para no cansar.
Así que, creo que estamos ante una historia de amores adolescentes sin tonterías ni esa intensidad tan extrema que me encuentro muchas veces y que me parece tan irreal, también, al menos en parte del metraje, ante una Road Movie divertida pero no absurda ni bobalicona. Algo más de una hora y media que no se hace larga en ningún momento y que, sin resultar un peliculonazo es de esas películas que si empiezas a ver es sencillo que termines de verla por completo (seguro que me entiendes). Me gusta que no trata a los adultos como imbéciles y no es el “nosotros somos la caña y vosotros estáis ya pasados”, no, es una película que puede verse en familia y disfrutarse desde el primero hasta el último (hay un par de momentos algo más subiditos, sin extremos tampoco, y son más de conversaciones que de hechos, algo que no va a asustar a nadie, pero que a los que tengan niños pequeños les puede resultar algo fuertes).
Las actuaciones me han parecido muy bien mantenidas, especialmente las del trío de actores masculinos protagonistas y la de Cara en esa noche alocada y revoltosa, donde nos creemos que se lo está pasando bomba a pesar de todo lo que está pasando por su cabeza. En general estoy muy contento con lo que he visto entre el reparto, no me he encontrado con el típico actor al que quieres abofetear por lo mal que lo hace, qué va, creo que todos están bastante acertados en cuanto hacen en esta película que, por otro lado, tampoco requería de un trabajo monumental y complicado.
Para mi gusto, la película refleja por encima de todo lo que dice el título y por encima de lo que mueve la trama, un canto en honor a la Amistad
Y la película, como os digo, para mí es muy recomendable sin grandes alharacas, es una película muy disfrutable y muy normalita. Supongo que a los lectores del libro les habrá parecido mucho más vacua y temblorosa que la lectura y que el personaje de Margo y su desaparición menos misteriosa de cómo se cuente allí, pero, como os digo, sin ser un peliculón creo que es una película que vais a disfrutar y que si tenéis en casa chavales de entre los 12 y los 18 años no estaría de más que se la encargaseis a los Reyes Magos, lo mismo hasta, por una vez, acertabais en uno de los regalos.
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