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“HEAVEN” de Mieko Kawakami

Publicado el 03 junio 2023 por Marianleemaslibros

   Pasaje destacado“HEAVEN” de Mieko Kawakami"Por hoy te dejaremos en paz si te tragas enteras estas tres tizas. Primero me ordenó que me metiera dos trozos en la nariz, uno en cada agujero, hasta el fondo. Luego agitó el tercero delante de mis ojos y me dijo: «Eh, bizco. Da las gracias y trágatelo. ¡Ya!». Acto seguido me dio un puntapié en la rodilla.
Me dieron patadas en las rodillas y los muslos, fueron desplazando poco a poco los pies, pisándome la barriga como si quisieran comprobar su blandura con las suelas de sus zapatillas, y al final me patearon todo el cuerpo. Me arrojaron contra la pared, me hicieron caer dando tumbos sobre las mesas. Cada golpe iba acompañado de un ruido infernal. Dentro de mi cabeza me repetía que era lo de siempre, que no era para tanto, mientras esperaba que todo aquello pasase lo antes posible "

“HEAVEN” de Mieko KawakamiMieko Kawakami (Osaka, 1976) es una cantante y escritora japonesa que actualmente vivie en Tokio. Es la autora del best-seller internacional “Pechos y huevos” (2021), que fue además elegido como uno de los libros del año en The New York Times y uno de los 10 mejores libros de 2020 en Time. Kawakami debutó como poeta en 2006 y publicó su primera novela, “My Ego, My Teeth, and the World”, en 2007. Sus obras han sido traducidas a diferentes idiomas y ha recibido numerosos premios literarios en Japón, como el Premio Akutagawa, el Premio Tanizaki y el Premio Murasaki Shikibu. En español, solo tenemos publicadas y traducidas dos novelas suyas: “Pechos y huevos” (2021) y “Heaven” (2023). Dicen en la editorial que la autora está “apadrinada por Haruki Murakami y Elena Ferrante”
La trama a grandes rasgos sin spoiler
Un chico de 14 años apodado en el colegio «el bizco» debido a su estrabismo en un ojo, sufre por ello bullying y acoso brutal desde hace tiempo, y aunque cada día siente más rabia interna y rencor hacia sus maltratadores, parece estar totalmente resignado a aguantarlo. Un día recibe inesperadamente una nota secreta con estas palabras “quizás deberíamos conocernos”, una nota procedente de otra niña de su clase, Kojima, que también es maltratada con persistente y similar violencia. 
Al principio teme que sea una broma de Ninomiya y su panda, para reírse de él y tenderle otra emboscada, pero no, parece que de verdad la chiquilla quiere conocerle, convertirse en su amiga y unir fuerzas emocionales ante la adversidad. Después de esa primera quedada con Kojima, ambos comienzan a intercambiarse cartas en las que se cuentan cosas, comparten sus pensamientos. Todas esas cartas que el chico relee constantemente y guarda como un tesoro, son para él un gran apoyo psicológico, aunque también le supone un sufrimiento añadido al suyo, porque cada día asiste en primera fila y sin quererlo, a su maltrato, al de ella, sin ser capaz de hacer nada para ayudarla e impedirlo. Todo lo mantienen en secreto, en clase no se relacionan de ninguna manera, ni se hablan, ni siquiera se miran a la cara. 
Poco a poco, entre misiva y misiva y esporádicos encuentros, una preciosa relación va surgiendo entre ellos, una amistad basada en lo que se basan o se deberían basar todas las amistades, en la comprensión mutua, apoyo, respeto, y cariño, que les ayudará a soportar los golpes, las mofas, las burlas, toda esa violencia padecida en silencio.
Y hasta ahí puedo contar. . .
Los puntos fuertes de la novela
Hay cuatro personajes importantes en esta novela, pero los protagonistas principales, los dos amigos adolescentes (entre ellos el narrador de la historia) que sufren acoso, son los que cargan con la mayoría del peso de la trama. Ambos son geniales, cada uno a su manera, pero sin duda mi preferida es Kojima, todo un personaje y nunca mejor dicho. Me ha fascinado el retrato que la autora dibuja de ella, todo, desde su aspecto físico hasta su personalidad. 
● La Kojima de clase, es callada, introvertida, inexpresiva, pero la Kojima de las cartas, es alegre, divertida, llena de vida, la que siempre toma la iniciativa y sabe qué decir. Ninomiya y sus esbirros se meten con ella por ser pobre e ir siempre descuidada y sucia, con los zapatos rotos, la blusa llena de arrugas, el uniforme raído, y por esa pelusilla bajo la nariz que también parece suciedad. Al contrario que el chico, Kojima no lee, nunca ha leído un libro, pero hace punto de cruz y ganchillo para evadirse de sus problemas. Y al contrario que todo el mundo, Kojima le hace saber al «bizco» que a ella le gustan sus ojos, que los encuentra “especiales” porque gracias a ellos, sus dos almas gemelas se han podido encontrar. La higiene descuidada que abandera y exhibe, no es porque sí, tiene una explicación, es una especie de insignia, de emblema, una solidaridad encubierta y premeditada hacia alguien.El narrador sin nombre, el «bizco» (ni él se nombra a si mismo, porque se ve y se siente como el «bizco»), es un chico muy acomplejado que busca refugio en sus libros, y que lleva desde que tiene uso de razón sufriendo burlas por su estrabismo, que además no es únicamente algo físico, sino un defecto que le priva de tener buena visión sobre todo en las distancias largas. 
Me planté ante el espejo y me observé la cara. El ojo derecho se desviaba hasta el rabillo y era imposible saber qué estaba mirando. Era inquietante. Me acerqué. Por más que pegara el ojo al espejo, jamás lograba atraparlo. Todo se me aparecía borroso y doble. Mirara lo que mirase, todo lo veía plano, sin profundidad; no tenía sentido de las distancias ni siquiera para tocar algo que se encontraba justo delante de mí. Cada vez que tocaba algo con las puntas de los dedos o con la mano, no sabía si lo estaba tocando bien, si había sido correcta mi percepción o no.

Sufre porque no se ve capaz de defenderse, y lo peor aún, no es capaz de defender a su querida y adorada amiga. Y tampoco se ve capaz de contarle nada a sus padres, calla por vergüenza
Estaba convencido de que si les confesaba esta realidad, mis padres creerían que yo no era capaz de desenvolverme en el mundo que me rodeaba.

Ninomiya es el cabecilla de los matones, la figura central de la clase, el mejor en todo, el más popular, el más guapo, el más listo, el que saca mejores notas, tiene ese aire especial que consigue que todos los alumnos quieran ser amigos suyos. Y además, da la sensación de que no solo los compañeros de clase reconocen superioridad, sino que también los profesores lo tienen en un pedestal, porque no se dan cuenta de nada, o hacen como que no se enteran del macabro poder de manipulación que ejerce sobre los demás.
¿Por qué ese título? ¿Por qué “Heaven”?: cuando acaba ese curso, Kojima le propone enseñarle a su amigo algo muy importante para ella, le propone llevarle el primer día de vacaciones a “Heaven”.
Es que quiero llevarte a un sitio. Y me parece que, si lo dejo pasar estas vacaciones de verano, ya no podré hacerlo nunca. ¿Sabes adónde? Pues a Heaven. Piénsatelo bien, ¿vale? Creo que será fantástico.

Heaven resulta no ser un lugar, resulta ser algo en un lugar con un significado especial y esperanzador para Kojima, por eso se empeña en compartirlo con su amigo, para que resulte especial y esperanzador para ambos. ¿Otra insignia? ¿otro emblema?

Una preciosa amistad: Es tan entrañable la camaradería que surge entre estos dos seres que comparten tanto sufrimiento, tan bonito ese intercambio de sentimientos sobre sus familias, sus padres, ese abrirse entre ellos para contarse como se sienten respecto a las humillaciones, respecto a lo que están viviendo. Y tan necesario ese sutil pero perceptible toque de humor presente en la narración, que a veces incluso te saca una sonrisa. . .

—¡Estoy contempamina! —dijo Kojima.
—¿Contempamina? ¿Y eso qué es? —pregunté.
—Contempamina —dijo Kojima—, es porque, cuando estás contento, te sale dopamina.
—Ah, pues no lo sabía.
—Y lo que te pasa cuando sufres se llama sufropamina —me explicó.
—¿Y cuando te sientes solo? —le pregunté.
—Tristopamina —me respondió al instante, y se rio.

Temas de la novela: Mieko Kawakami (no confundir con Hiromi Kawakami) nos ofrece un retrato exhaustivo del acoso escolar, y lo hace no escatimando escenas violentas. Puede que much@s piensen que ese tema ya está muy trillado e igual no les falta razón, pero resulta que el tema es por desgracia una realidad en auge y es bueno visibilizarlo, cuanto más mejor (creo que nunca es, ni será suficiente) y la literatura es un medio para ello (que no un remedio). Porque resulta que el bullying, es la cruel e injusta realidad de cada día para muchos adolescentes y jóvenes que lo sufren en silencio. 
Uno de los esbirros de Ninomiya me pegó de repente un golpe bestial en la nuca. Con el rebote, me mordí la lengua. Me clavé las muelas con tanta fuerza que se oyó un crujido y me paralizó por completo. La base del cráneo se me quedó rígida. Hasta entonces me habían hecho tragar agua del estanque, agua del váter, peces de colores, restos de verduras de la jaula de los conejos, pero lo de la tiza era nuevo , me obligó a extender la palma de la mano y, con la grapadora abierta, me fue clavando, cric, crac, una grapa tras otra.

Pero la cosa no queda ahí. La autora va mas allá y en “Heaven” se analizan también los sentimientos de los que lo sufren, cómo viven su negra y profunda soledad, qué piensan, qué miedos sienten, qué preguntas se hacen, porqué creen que les está pasando eso a ellos y no a otros, porqué les hacen lo que les hacen. Eso es el aspecto mas interesante y que la diferencia de otras tramas de temática similar, ese lado un tanto filosófico que exuda (como me expuso mi compi de lectura conjunta) de la mano de un personaje del que no os he hablado (¿recordáis que os dije que habían cuatro importantes?). Se trata de Momose, un chico de la pandilla de Ninomiya que, aunque siempre mira y ve hacer a los demás, se queda callado cruzado de brazos y riéndose, pero sin participar en los ataques. Un día, el chico «bizco» se lo encuentra en el hospital al que acude tras una de las agresiones, e intentando buscar explicaciones, mantiene con él una conversación curiosa con bastantes reflexiones referente a la aceptación y la ausencia de rebeldía frente a las humillaciones sufridas.

Además, se abordan otros temas como la soledad, la falta de confianza con los padres, los complejos, miedos e inseguridades de los adolescentes, el suicidio, la alienación, la crueldad/maldad ¿innata o no innata?, la absoluta ausencia de empatía en la juventud actual (algo que me resulta aterrador)
Y si me suicidara, ¿qué crees que te pasaría? Un poco de follón sí habría, claro. Pero ¿y qué? A la edad que tenemos nada se considera crimen.

Resumiendo: “Heaven” es una historia que tiene los dos lados opuestos de una balanza, bella, emotiva, tierna, pero a la vez terrible, dramática, extremadamente dura. Porque extremadamente duro es el bullying que sufren estas dos víctimas que deciden unirse, pero no como medio de defensa mutua, sino para sufrir juntos, sin venganzas, sin la tan necesaria justicia, lo único que quizás me haya podido faltar en esta magnífica lectura.
El mundo es malo y lo aprendí pronto. Es malo porque nada de lo que debería ser bueno es real, está al alcance de nadie o incluso, es apetecible. Lo malo, en cambio, está en todas partes.

¿Os recomiendo leer esta novela? 
Por supuesto, porque la he disfrutado y porque además de estar bien escrita con la típica y tan cautivadora prosa oriental, cierto tono humorístico y desenfadado, nos da una versión amplia y profunda sobre el acoso escolar. Porque induce a la reflexión y la considero una lectura necesaria. Os cuento que este libro ha sido una lectura conjunta del Club particular Irema. Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente:
“HEAVEN” de Mieko Kawakami

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