Mariadela Villanueva.
Difícil una frase tan atinada como la de Julio Cortázar citada por nuestra Canciller Delcy Rodríguez al cierre del magistral discurso pronunciado ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para denunciar y neutralizar la conspiración contra el Gobierno de Venezuela.Que a la hora de los chacales y las hienas, el Chacal Mayor pretenda utilizar la OEA para terminar de apoderarse de nuestra riqueza y acabar con el “mal ejemplo” que está dando Venezuela a otros pueblos del mundo no tiene nada de extraño. Como tampoco lo tiene que la hiena secretarial y las hienas “simpáticas” representantes de gobiernos franquiciantes de la cultura y el poder empresarial occidental se humillen para poder alimentarse, aunque sea ocasional y marginalmente, de las sobras de los ricos y famosos.
Lo que, si bien ya no sorprende, es absolutamente inaceptable es la actitud de hienas de segunda que, diciéndose venezolanas, se han convertido en operadoras de la campaña internacional contra nuestro país. Que por unos cuantos festines de carroña hayan utilizado La Asamblea Nacional (AN) para pronunciarse a favor de la aplicación de la Carta Democrática, complemento del Decreto Obama para justificar la intervención, la destrucción y la balcanizanización de nuestro país.
Lo que no es comprensible es la indiferencia de políticos y académicos que se dicen chavistas ante las agresiones foráneas contra el Presidente Maduro y los venezolanos. Una cosa es no estar de acuerdo con políticas, decisiones y acciones del Gobierno, otra es permanecer callado o hacerse eco de los ataques de hienas y chacales.
Quizás el Chávez de algunos de ellos sea el mismo mío, no el de otros. MI Chávez es el radical. El que se trascendió y quiso reformar la Constitución. El que nos instó a aprovechar la crisis mundial para acelerar el desmontaje del sistema capitalista en Venezuela y para acelerar la construcción del socialismo bolivariano. El que nos previno contra la indefinición y el reformismo. El Chávez del Golpe de Timón. Mas ello no los justifica.
Por ahora nuestra Constitución es la de 1999, con sus grandes aciertos y sus limitaciones. Todos los venezolanos estamos en la obligación de defenderla y de apoyar las gestiones del Presidente Maduro y el Gobierno para exigir respeto a nuestra soberanía y proteger la integridad e inviolabilidad de nuestro territorio. Más aún cuando sabemos que el Chacal Mayor y sus hienas no tienen ninguna intención de abandonar nuestros predios y que sus luchas, en este mundo al borde de la guerra, se han convertido en luchas por la sobrevivencia y la continuidad del dominio del Gran Capital.
Venceremos, Analista y comunicadora. Socialista y chavista. Firme creyente del poder popular
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