Hay un conocido refrán que dice “un mundo diferente se puede imaginar y con hechos, alcanzar”. He conocido a muchas personas que tienen sueños y metas fantásticas, pero nunca han pasado de ser solo eso. Es cierto que las metas en la vida se planean; y se sueña con alcanzar grandes cosas, pero hay que hacerlas una realidad. Hay que correr riesgos, cometer errores, caerse y volver a levantarse, pero hay que trabajar duro para ver cumplido lo que deseamos.
Las cosas nunca van a llegar solas a tus manos, son contadas las veces que Dios permite eso. Las oportunidades se crean, se buscan, se trabajan y cuando estamos ocupados en lo que queremos, Dios abre puertas, pone los ingredientes necesarios y acuerpa nuestro esfuerzo.
Alcanzar una meta o ver un sueño cumplirse es asunto de valor y mucho trabajo. Ver crecer tu negocio propio es cuestión de tiempo, paciencia y mucha siembra. Tener la profesión que siempre deseaste es resultado de muchas horas de estudio y sacrificio, pero vale la pena al cabo de unos cuantos años, recibir el certificado que te acredita como Doctor, Abogado, Carpintero, Ingeniero, Zapatero, Mecánico o Administrador. Para ser Gerente o Presidente de una empresa hay que empezar de abajo e ir surgiendo poco a poco, para que cuando estés sentado en ese escritorio, puedas ver hacia abajo y decir “valió la pena el viaje que tuve que hacer, para llegar hasta aquí”.
Hay una frase que me gusta mucho que dice: “Dime tus sueños y te diré cuan grande es tu Dios”. Pongamos nuestros deseos y anhelos en las manos de Dios y hagamos lo que nadie a hecho, tirémonos sin paracaídas del “avión de lo mismo” y este llegará de camino.
Esta es la verdadera Ley de la Atracción: Esfuérzate y se valiente, para que otros vivan de tus sueños …