Revista Opinión
Recuerdo lo que pensé cuando Zapatero inventó la famosa asignatura de Ciudadanía. Me vino a la mente la navaja de Ockham, el consejo de la sencillez como camino a la verdad. Zapatero en aquel momento obvió esta regla y prefirió sacarse de la manga un nuevo área de fuerte calado moral, en vez de integrarla en la Educación Ético-Cívica que ya existía en 4º de ESO. La lógica de Ockham hubiera recomendado no sumar más frentes ideológicos con los que dar a los conservadores razones para el desencuentro. Hubiera bastado con ampliar el área de Ética a otros cursos de ESO a través de una mesa de diálogo que consensuara los puntos de conflicto y representara con más fidelidad la diversidad moral de España. Pero no, Zapatero prefirió ideologizar la Ciudadanía, apoyándose -he ahí la ironía- en su deber moral como Jefe de Estado. La clase política española es alérgica al consenso nacional, más aún cuando los temas que se ponen sobre la mesa tocan alguno de sus mandamientos.Hoy Wert hace lo propio y sigue la senda iniciada por Zapatero, respondiendo con la misma medicina. La asignatura pasa a llamarse Educación Cívica y Constitucional, eliminará aquellos contenidos que cree que pueden generar conflicto social -es imaginable a cuáles se refiere- y añadirá otros de su propia cosecha, como "nacionalismos excluyentes, terrorismo, el papel de la iniciativa económica privada en la generación de la riqueza o el respeto a la propiedad intelectual". En fin, el Ejecutivo de Rajoy tira a la basura el credo progresista para poner en su lugar su propio catecismo. Y la casa por barrer; el ciudadano queda de nuevo, perplejo, en medio de este juego político, a la espera de saber con qué otro catálogo de conceptos morales decidirá cada Ejecutivo adoctrinar de nuevo a sus hijos. Ayer debíamos ser tolerantes con la homosexualidad y hoy, dejar de piratear películas y trabajar sin rechistar. Mejor no lo pudo decir Machado, con esa lucidez que le caracterizaba: "Ya hay un español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza. Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. una de las dos Españas ha de helarte el corazón."Ramón Besonías Román