Revista Comunicación

Helen Thomas

Publicado el 08 junio 2010 por Raulalgo

En el mes que hace que volví definitivamente a casa, después de mi aventura por las américas, seguro que más de uno ha oído la frase en la que resumo mi opinión después de un año viviendo en Estados Unidos. Se trata de un país con algunas cosas maravillosas, dignas de elogio y ejemplos a imitar, pero con otras que a mí casi me dan hasta miedo. Generalmente la gente entiende perfectamente la primera parte de la frase, quizás por ese complejo de Bienvenido Mister Marshal que muchos llevamos en los genes. Pero con la segunda parte algunos entornan los ojos y me miran sorprendidos: "¿Miedo? ¿Como qué?"

Helen Thomas

Miedo como lo que acaba de suceder con Helen Thomas. Esta periodista que cumplirá 90 años en agosto, lleva trabajando como corresponsal de Hearst Corporation para la Casa Blanca desde antes de que yo naciera, concretamente desde la década de los 60. Su veteranía ha hecho que se convierta en un todo un símbolo de la cobertura presidencial. De hecho, es la única periodista (hombre o mujer) que tiene un asiento con su nombre en la primera fila de la sala de prensa de la Casa Blanca. Tenaz como pocos gracias a años de no callarse la pregunta incómoda pero relevante.

Helen Thomas, preguntada hace unos días por la situación de Israel, especialmente a raíz del asalto al Mavi Marmara, hizo unas declaraciones de esas que no dejan indiferente a nadie. La respuesta se grabó para un blog y como suele suceder con estas cosas dio la vuelta a Internet. En cuestion de horas se multiplicaba la cantidad de gente que había visto a Thomas diciendo que los palestinos tienen su tierra ocupada y que los israelíes deberían volverse a casa en Alemania, Polonia o Estados Unidos. El revuelo ha sido de los que hacen ruido y el punto final lo ha puesto la propia Thomas anunciando su retirada de la profesión periodística.

Ni que decir tiene que lo que me da miedo no es que una señora de 90 años se tome un más que merecido descanso. Tampoco me voy a meter a juzgar lo oportuno o prudente de sus declaraciones, seguro que cualquiera que esté leyendo este artículo es mayorcito para tener su opinión. Ni siquiera voy a hablar de lobbies judíos como daban por sentado en el telediario hoy porque sinceramente no sé si la presión habrá venido de ellos o del medio para el que trabaja. Lo que de verdad me da miedo de una sociedad como Estados Unidos es que sobre el papel es la mayor democracia del mundo, no cabe lugar a la censura y la libertad de expresión es una enmienda constitucional; pero a la hora de la verdad, en la práctica, la censura se da y en su expresión más atroz, dando carpetazo a una de esas carreras de libro, que si bien se encontraba por necesidad en su final, no ha terminado cuando su protagonista ha decidido sino cuando las circunstancias se lo han impuesto y todo ello por una opinión.

No es tolerable que una profesional de la talla y la veteranía de Helen Thomas no pueda opinar lo que le dé la gana, no por su condición de profesional y veterana sino por la de ciudadana. Me dan miedo cosas como esas en un país que se considera democrático, porque hacen que no quede claro si el pueblo es soberano o ingenuo.


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