Revista Baloncesto

Helena Santamaria: “Fichar por el Joventut Les Corts es lo mejor que me ha pasado como jugadora”

Publicado el 15 abril 2018 por Toni_delgado @ToniDelgadoG
Cronómetro de Récords entrevista a la ala-pívot del conjunto catalán  

Helena Santamaria: “Fichar por el Joventut Les Corts es lo mejor que me ha pasado como jugadora”

Helena Santamaria, tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado / Barcelona Jorge Garbajosa pronunciaba unas palabras que nunca confesó, Isa Sánchez y la Marea Azul del Perfumerías Avenida se compenetraban para que siempre fuese un momento especial… Helena Santamaría (Sant Fruitós de Bages, 1990) también tiene una forma muy peculiar de lanzar los tiros libres: bota la pelota dos veces, la baja, la sube, apunta y lanza. “¡Siempre tengo el mismo ritual! Mucha gente dice: ‘¡Pero si está fintando!’. Pero no finto… [Risas]”, explica a Cronómetro de Récords la ala-pívot del Joventut Les Corts. Se nota que tiene las ideas claras, que es ordenada y empática. Hace poco más de un cuarto de hora que ha jugado el último partido de la temporada (victoria por 62-59, con remontada incluida, ante el Basket Ibaizabal) y ha participado en el emotivo y divertido homenaje al entrenador, Sergio Manzano, que se marcha tras 23 años en el Joventut Les Corts.     
Has sido pregonera de invierno de tu pueblo. Si te hubieran dado el micrófono, ¿qué crees que habrías dicho hoy?Sólo habría tenido palabras de agradecimiento para Sergio [Manzano] por la oportunidad que me dio de poder salir de Sant Fruitós de Bages y jugar una fase de ascenso a Liga Femenina, ganar una Lliga Catalana…   
—Te formaste en el Paidos. Cuando era cadete me fichó el UB Barça, después pasé por Sarrià y estuve un año en Sant Adrià... Tras empezar la universidad pasé malos momentos porque con 18 o 19 años no eres suficiente madura… Volví a jugar en casa, en el ASFE Sant Fruitós. Ya tenía una edad y mi idea era retirarme, salir en bicicleta con mi novio, hacer excursiones, ir a la montaña... Hasta que en julio de 2016 me llamó Sergio y me regaló esta gran oportunidad. No me lo pensé dos veces. Fichar por el Joventut Les Corts es lo mejor que me ha pasado como jugadora porque he jugado en Liga Femenina 2 y he conocido a grandísimas jugadoras y excelentes personas que me han hecho mi día a día mucho más fácil.
Tienes un tono muy pedagógico: se nota que eres profesora. Sí, de educación primaria.
—También psicopedagoga. Supongo que tus dos profesiones te ayudan a entender mejor las dificultades por las que pasan los alumnos y alumnas, y ser más efectiva y empática. Exacto. Muchas veces el factor psicológico es el que más te influye para tirar o no hacia adelante. Es muy importante que todo el mundo se sienta a gusto, y cada persona es un mundo. Lo que muestras dentro y fuera de la pista es un reflejo de tu carácter. Con un niño o una niña sucede lo mismo: si va mal en los estudios, hay algo más. Es muy importante tratar de conocer sus historias y transmitirles el espíritu de sacrificio y lucha para que nadie les pueda decir que no son capaces de hacer algo. Quizás hubo gente de Sant Fruitós que pensase que yo no estaba quizás ni para jugar en Primera Catalana. Nadie me lo ha dicho nunca. Siempre he estado en buenos equipos, he disputado campeonatos de España, he jugado con Cristina Pedrals, Tania Pérez...
Sergio Manzano es cercano y, a la vez, distante con vosotras. Cuando viajamos, está en nuestras conversaciones, pero quizás no se sienta en nuestra mesa, sino en un taburete, un poco más lejos. Intenta que vayamos más por libre, aunque las compañeras con un carácter más abierto le hagan bromas. Nuestra relación es excelente. Él sabe que tiene que exigir en la pista y distanciarse fuera.
Es la primera vez que vengo al Pavelló Poliesportiu Municipal L’Illa y he visto que hay mucha comunión entre la grada y el equipo. Ayuda también que acudan muchos familiares. El Joventut Les Corts es una familia. Las pancartas son de padres y madres de las niñas de categorías inferiores, tienen su peña… Vienen con sus pelucas, trompetas y todo lo que haga falta para dejarse la piel por el equipo. Ese aliento nos conduce muchas veces a la victoria. Nos inyectan mucha energía.
Éste es tu mejor año en triples (40,7%) en Liga Femenina 2. En cambio, ha empeorado tu porcentaje en tiros de dos (de un 30,8 a un 28,6%). Siempre he tirado bastante de tres y tengo más confianza en ese tiro que en el de dos. En los de media distancia me quedo muchas veces corta y puedo llegar a pensar que fallaré. Dispongo de muchos lanzamientos de tres porque movemos muy bien la pelota y las pelotas me llegan muy limpias. Además, Sergio Manzano confía mucho en mí. Hay pocos entrenadores que te digan que te tires un triple en contraataque.
¿El Joventut Les Corts es lo que habéis demostrado hoy? No habéis bajado los brazos a pesar de llegar a poder por 11 puntos, y habéis remontado. Somos un equipo súper competitivo y ganador. “Ganar no lo es más importante. Es lo único que hay” es nuestro lema. A veces no podemos ganar porque hay equipos muy buenos con plantillas hechas para subir a Liga Femenina.
—Habéis perdido varios partidos igualados. Quizás eso es lo que os ha penalizado esta temporada para no volver a clasificaros para la fase de ascenso a Liga Femenina. Aunque también habéis ganado varios muy parejos. Algunos no teníamos que haberlos perdido. Al principio de la temporada Tutu [Paula Tutusaus] tenía problemas en la espalda y no sabíamos cuándo estaría bien y la marcha de Nerea [Garmendia] fue dura porque era la MVP, nuestra mejor jugadora. Hemos sobrevivido muy bien a su marcha. Por suerte tenemos a Eli [Soriano], que es un monstruo.
Eliana Soriano sólo ha jugado en su club, una fidelidad que cada vez es más difícil en el deporte. En el homenaje que le habéis hecho a Sergio Manzano se le ha visto muy suelta con el micrófono. ¿Fue quien te acogió en el Joventut Les Corts y te ayudó a integrarte mejor? [Se ríe]. Yo tengo un carácter un poquito espe... No especial, pero soy muy tímida. Vine con la intención de jugar aquí un año y retirarme. Éste es un vestuario de locas, de jugadoras súper alegres y animadas, y poco a poco te integras. Eli fomenta esa unión porque es súper abierta y siempre quiere que todo el mundo se sienta muy bien. De hecho, es el objetivo de todo el grupo. Somos una familia y nos queremos como hermanas.   
O sea, que podemos decir que continuarás el año que viene seguro. Eso es muy complicado saberlo ahora. [Se ríe].
¿Lo sabrás de aquí a un mes?Ya veremos. Hay muchas situaciones familiares, tengo una edad... Es complicado. Todo se tiene que valorar y pensar.
—Llegaste al club cuando acababa de ascender a Liga Femenina 2. Me encontré un equipo muy competitivo. Siempre he tenido ese carácter y en Sant Fruitós los entrenos eran más de pachangueo. Aquí se compite en los físicos, en los entrenamientos... La competitividad me da vida. Cuando salgo a correr, quiero adelantar a quien me encuentre por el camino.
Entonces lo pasabas un poco mal en Sant Fruitós... Bueno, era diferente.
¿Por qué te gusta tanto ir a la marcha cicloturista La Montserratina?Mi padre ha ido en bici toda la vida y los domingos siempre hacía muchos kilómetros y solía competir en marchas cicloturistas. Me encanta el deporte. Las niñas somos muy de los papas y antes siempre salía con él en bici los fines de semana. La bici me ayuda a desconectar, aunque durante la temporada no la cojo porque físicamente no llegaría a todo. La Montserratina la hice una vez y me encantó. Este año no pude participar porque teníamos la Lliga Catalana. Ya veremos cuándo podré repetir experiencia.
¿Tus dos favoritos o los equipos que te gustaría que subiesen a Liga Femenina? Ni idea... El Celta tiene muy buen equipo, igual que el Ensino y el Ibaizabal... Para mí el Club Baloncesto Aros es más flojo que el año pasado. No sé, que suba el Basket Ibaizabal.
Tienes un gran recuerdo de ese equipo. Les habéis ganado hoy y con la victoria en la última jornada de la Liga regular de la temporada pasada os clasificasteis para la fase de ascenso. En León no vivimos un sueño porque realmente nunca soñamos con algo así. Fue indescriptible.

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